Palés de cajas con arroz, azúcar, legumbres, harina, latas de aceite de coco. Vendajes, apósitos, suero, antisépticos para tratar infecciones, antibióticos. El bloqueo de ayuda humanitaria en la franja de Gaza tiene un reflejo palpable: los almacenes de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, donde se acumulan miles de toneladas de comida, medicinas, artículos de limpieza, ropa, tiendas de campaña y material educativo que no pueden ser entregados a la población víctima de los ataques de Israel. En la capital de Jordania, Amán, la agencia humanitaria ve cómo el material en uno de los seis locales que tiene en la ciudad acumula polvo, mientras se ve obligada a alquilar nuevos espacios, algunos con aire acondicionado para que no se estropee el material. Pasillos y pasillos de palés, como si fuera un almacén de Ikea.

“Aquí tenemos más de 3.000 toneladas de alimentos y cantidad de suministros médicos que son esenciales para una población que está en una situación muy grave. Todo esto podría entrar de forma inmediata si Israel lo permitiera. Es inaceptable e inaudito, somos la principal agencia de Naciones Unidas sobre el terreno”, sostiene en un polígono a las afueras de la ciudad el portavoz de la UNRWA, Jonathan Fowler, durante una visita este lunes del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, para informarse sobre los proyectos en los que el Ayuntamiento participa con financiación. Rodeado de metros y metros de palés con cajas embaladas, el portavoz de la UNRWA lamenta que “los costes del alquiler del almacén se podrían destinar a ayuda humanitaria”.

El portavoz de la UNRWA, Jonathan Fowler, en uno de los almacenes en Amán.

Fowler admite que la agencia creada por Naciones Unidas en 1949 nunca ha tenido una situación económica boyante. “Pero lo de ahora no tiene precedentes”. Alerta de que sufren una “triple crisis: financiera, tras la retirada de fondos de Estados Unidos; humanitaria, porque la situación en Gaza, con la hambruna declarada oficialmente, no tiene precedentes; y política, por la decisión del Gobierno y el Parlamento de Israel de prohibir y restringir las operaciones humanitarias”. El portavoz describe un panorama para la UNRWA “muy incierto” a partir de octubre y noviembre por la falta de financiación y el bloqueo: “Existe un riesgo muy real de que las operaciones colapsen en 2026, a menos que haya un cambio”. La agencia, que tiene 30.000 empleados entre la franja de Gaza, Cisjordania, Jordania y otros países de la región, ha perdido a 360 de ellos desde que comenzó la guerra en Gaza, hace casi dos años. “Algunos han muerto trabajando, pero otros estaban en sus casas, con sus familias, como un ciudadano más”, sostiene Fowler.

En este contexto, el portavoz exige a Israel que permita la entrada de los 6.000 camiones que la UNRWA tiene esperando a las puertas de la Franja, porque “la ayuda que entra es una gota en un océano”. Fowler también agradece el incremento de aportaciones privadas (unos 225 millones de euros desde el inicio de la guerra) y de las ayudas de administraciones públicas tan dispares como la de Alemania, Irlanda, Bélgica, España o el Ayuntamiento de Barcelona.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, durante la visita a uno de los almacenes de la UNRWA en Amán, este lunes.

Durante la visita a dos de los seis almacenes a las afueras de Amán, el alcalde de la capital catalana anunció que la aportación anual de la ciudad a la UNRWA se doblará el año que viene, pasando de 200.000 euros a 400.000. Servirán para comprar medicamentos y alimentos y “reforzar el proyecto sanitario, con médicos, enfermeras y trabajadores sociales que ayudan a familias de niños con discapacidad”.

El regidor recordó la “tradición histórica que tiene Barcelona de cooperación con ciudades palestinas, en cuestiones como desarrollo urbano, medio ambiente, educación o salud”, pero señaló el salto que supone la situación actual de aislamiento: “La actual crisis humanitaria es de unas dimensiones nunca vistas”. El bloqueo de la ayuda por parte del Gobierno de Benjamín Netanyahu provoca que en uno de los dos almacenes visitados este lunes aguarden varias toneladas de cajas de comida cuya caducidad vence en las próximas semanas o meses.

Collboni se refirió al veto por parte de Israel a su entrada al país, desde donde la semana pasada se quería desplazar a la Cisjordania ocupada, a las ciudades de Ramala y Belén, cuyos alcaldes habían invitado a una delegación de Barcelona. Desde los almacenes en Amán, el regidor declaró: “Lo importante no era que yo entrara en Israel, sino que puedan entrar en Gaza los 6.000 camiones con ayuda humanitaria”. “El compromiso de Barcelona está por encima de vetos”, dijo e insistió en que “el objetivo de la visita es conocer los proyectos en los que participa el Ayuntamiento de cerca, para ayudar y mejorar su situación” y que “lejos de cambiar de posición, el veto [de Israel] refuerza la denuncia contra el aislamiento y el compromiso de Barcelona”. Durante la segunda parte de la misión, en Jordania, acompañan a Collboni la teniente de alcalde de Relaciones Internacionales y Cooperación, Maria Eugènia Gay, y el embajador español en el país, Miguel de Lucas.

Durante la primera jornada de la visita a Jordania, Collboni recibió el agradecimiento del alcalde de Ciudad de Gaza, Yahya R. Sarraj, por la “solidaridad” de Barcelona con la población gazatí desde hace décadas y por los “valores compartidos de amistad, paz y humanidad”. A mediodía, el alcalde de Barcelona se reunió con su homólogo de Amán, y han firmado un primer protocolo de intenciones para un futuro convenio de colaboración en materia de infraestructuras y movilidad.

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