Al menos 20 personas han muerto este martes en un bombardeo contra la aldea de Yarova, en la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, según ha informado el presidente del país, Volodímir Zelenski. El ataque, perpetrado con una bomba aérea, ha precisado el líder ucranio, ha alcanzado a población civil mientras recogía sus pensiones. Zelenski ha difundido un vídeo en sus redes sociales en el que se puede ver los cuerpos sin vida de al menos media docena de personas, todas ellas civiles, junto a una furgoneta del servicio de correos destrozada.
Según las primeras informaciones, el bombardeo tuvo lugar unos minutos antes de las once de la mañana, en el momento en el que un grupo de pensionistas aguardaba haciendo cola el reparto de las prestaciones junto a una unidad móvil del servicio de correos ucranio, Ukrposhta. Por ello se prevé que la mayoría de las víctimas mortales sean personas mayores. El canal ucranio Suspilne ha asegurado que el conductor de la furgoneta y el jefe de correos encargado del servicio están vivos.
Vadim Filashkin, jefe de la Administración Militar Regional de Donetsk, ha cifrado en 21 los heridos en el bombardeo. “Esto no es una acción militar, es puro terrorismo”, ha dicho Filashkin en una nota. “Rescatistas, médicos, policía y autoridades locales trabajan en el lugar. Estamos ayudando a las víctimas y determinando las consecuencias exactas de este crimen”.
“Estos ataques rusos no deberían quedar sin una respuesta internacional adecuada”, ha remarcado Zelenski en su mensaje. “Los rusos siguen destruyendo vidas, pero evitan nuevas sanciones y ataques contundentes. El mundo no debe permanecer en silencio”.
El líder ucranio ha llamado a la “reacción” de Estados Unidos y Europa ante la matanza de civiles. “Se necesitan medidas contundentes para impedir que Rusia siga provocando muertes”, ha continuado Zelenski. El ministro de Exteriores ucranio, Andrii Sibiga, ha señalado por su parte que su departamento está trasladando a los socios internacionales de Ucrania los detalles del ataque, que ha calificado de “crimen horrible”.
La localidad de Yarova, ubicada en el distrito de Kramatorsk, permanece bajo el control de las autoridades ucranias, aunque a tan solo a unos ocho kilómetros de la llamada zona gris, la línea que separa a los dos bandos. El ejército ruso ha acelerado el paso en las últimas semanas hacia este flanco oeste de la provincia de Donetsk que aún no tiene en su poder.
Yarova se sitúa al noreste de una de las principales rutas logísticas del ejército ucranio, la que conduce desde Sloviansk, pasando por Kramatorsk, hasta Kostiantinivka. Esa vía, atacada a diario por los drones y la artillería rusa, es hoy uno de los principales objetivos militares de Moscú. La pasada semana, Zelenski alertó de que Rusia ha desplegado 100.000 soldados en el sector de Pokrovsk, al suroeste de esa ruta, para lanzar una gran ofensiva que le permita controlar la totalidad de Donetsk.
Según la información del presidente ucranio, el ejército ruso ha utilizado en el ataque en Yarova una bomba aérea. Este tipo de munición, lanzada desde una aeronave, cuenta en la actualidad con un sistema de guiado que permite alcanzar un objetivo con precisión. El Ministerio de Defensa ucranio cifró la pasada semana en 4.390 las bombas aéreas de este tipo usadas por Rusia en agosto contra el ejército ucranio y posiciones cercanas al frente, un número superior al registrado un mes antes. El récord se lo llevó abril de este año con más de 5.000 de estos artefactos contra territorio ucranio.
Más de 13.800 civiles han perdido la vida desde que el Kremlin dio luz verde a la invasión a gran escala de Ucrania, el 24 de febrero de 2022. La oficina de derechos humanos de la ONU calcula que la franja de edad a partir de los 60 años, pese a representar el 25% de la población del país, concentra el 41% de las víctimas mortales en las zonas cercanas al frente. Muchas de estas personas, por cuestiones de salud o simplemente voluntad, se resisten a abandonar el este del país pese a los bombardeos diarios del ejército ruso.