Peña admitió desconocer la designación del nuevo titular del Indi, Hugo Samaniego, nombrado por Alliana durante su ausencia.
Durante la jornada de gobierno en Marina Cué, departamento de Canindeyú, el presidente de la República, Santiago Peña, sorprendió con un comentario que dejó en evidencia la falta de coordinación dentro de su gabinete. En medio de la entrega de títulos de propiedad, reconoció no conocer al nuevo presidente del Instituto Nacional del Indígena (Indi), designado días atrás por el vicepresidente Pedro Alliana.
El episodio ocurrió mientras el mandatario se encontraba fuera del país y el vicepresidente ejercía la presidencia interina. Alliana firmó el decreto que nombró a Hugo Samaniego como nuevo titular del Indi, en reemplazo del general (SR) Juan Ramón Benegas, quien renunció tras las protestas de organizaciones indígenas.
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Durante su discurso, Peña relató que, al regresar, preguntó a su segundo en el mando sobre el nombramiento. Según su propio relato, le consultó “quién es ese señor”, y el vicepresidente respondió que era la persona que él mismo había designado al frente de la institución.
El comentario del presidente generó risas entre los presentes, pero también expuso un aspecto preocupante de la gestión: el desconocimiento de las decisiones administrativas adoptadas en su ausencia. El hecho ocurrió frente a autoridades locales y nacionales, en un acto público transmitido por los canales oficiales del Ejecutivo.
El Indi, institución clave para la atención de las comunidades indígenas del país, atraviesa una etapa de reestructuración luego de las protestas que forzaron la salida del anterior titular. Organizaciones indígenas habían cuestionado la falta de diálogo y las demoras en la ejecución de proyectos sociales.
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En el evento también participaron el vicepresidente Pedro Alliana, el ministro del Interior Enrique Riera, la ministra de Obras Públicas Claudia Centurión, y el ministro de Deportes César “Tigre” Ramírez, junto con los diputados Raúl Latorre, Benjamín Cantero y Cristina Villalba.
El presidente encabezó la entrega de 82 títulos de propiedad otorgados por el Indert, en el marco de la política de desarrollo rural. Sin embargo, el momento que más repercusión tuvo fue su admisión sobre el desconocimiento del nombramiento de Samaniego, un lapsus que desnudó la improvisación en una institución sensible para el Ejecutivo.
El sincericidio presidencial se convirtió en un símbolo de descoordinación interna. En un contexto donde el país enfrenta reclamos sociales y cuestionamientos a la gestión pública, la frase de Peña reflejó un estilo de gobierno más espontáneo que planificado, donde incluso los nombramientos oficiales pueden pasar inadvertidos.
Fuente: Última Hora