Se abren momentos decisivos para Kiev. Estados Unidos y Ucrania han avanzado en la noche de este domingo hacia un principio de acuerdo sobre el plan de paz que busca poner fin a la guerra imperialista lanzada por Rusia en febrero de 2022. El proyecto, alumbrado tras una intensa reunión en Ginebra en la que el Gobierno ucranio estuvo apoyado por representantes europeos y que toma como base la controvertida propuesta ruso-estadounidense, aún requiere trabajos técnicos y la “decisión final” del presidente estadounidense, Donald Trump, y del ucranio, Volodímir Zelenski, según un comunicado conjunto emitido por Washington y Kiev. “Como resultado de las conversaciones, las partes elaboraron un marco de paz actualizado y perfeccionado”, dice la declaración emitida de madrugada, que abre una vía de esperanza para el país invadido al incluir que “cualquier acuerdo futuro debe respetar plenamente la soberanía de Ucrania”.

El comunicado no da ningún detalle sobre ese nuevo marco, por lo que quedan aún muchas preguntas en el aire. Además, en una declaración separada, la Casa Blanca aseguró que la nueva versión del plan incluía fortalecer las garantías de seguridad y que la delegación ucrania ha considerado que el marco “refleja sus intereses nacionales”, algo que no se recoge en la declaración conjunta.

El comunicado sobre el avance en la negociación llega después de que Trump elevase la presión sobre Kiev al cargar de nuevo contra Ucrania. El jefe de la Casa Blanca tildó este domingo a Zelenski de “desagradecido”, le acusó de no apreciar los esfuerzos estadounidenses para alcanzar la paz y criticó a los europeos por seguir comprando petróleo a Rusia mientras tratan de sostener a Ucrania.

Ni Ucrania ni Estados Unidos han desvelado el contenido del nuevo marco de acuerdo, que ha enmendado el plan de 28 puntos esbozado por Rusia y EEUU y que establecía que Kiev debía ceder territorio al Kremlin, limitar su ejército y renunciar a sus ambiciones de entrar en la OTAN. Sin embargo, la base, los cimientos de ese principio de acuerdo sigue siendo esa hoja de ruta redactada sin la participación de Ucrania ni de Europa, que Kiev y los europeos tratado de modificar lo máximo posible para limitar el alcance de los daños.

La idea ucrania y europea, según fuentes al corriente de la negociación, es blindar a Ucrania con sólidas garantías de seguridad que les permitirían defenderla en caso de una nueva agresión (algo que funcionaría como disuasión para el Kremlin), así como la promesa de que Kiev no se vea obligada a limitar tanto el peso de su ejército (sobre la mesa está la idea de una fuerza de 800.000 personas en tiempos d epaz, en vez de las apenas 600.000 que marca la hoja de ruta ruso-estadounidense) y su armamento, como apunta el plan de 28 puntos. También buscan matizar y limitar al máximo las cláusulas según las cuales el país invadido se vería obligado a ceder territorio.

La agencia Reuters informa haber visto el documento con la contrapropuesta europea construida sobre la base del plan de 28 puntos, que entre otras cosas propone que la garantía de seguridad que ofrezca EE UU debería ser como la del articulo 5 de la OTAN; que Ucrania celebraría elecciones lo antes posible después del pacto -en vez de un plazo fijo de 100 días-; que la integración de Ucrania en la OTAN depende del consenso de todos los miembros y que este no existe -en vez de la obligación para Kiev de insertar en la constitución ucrania la renuncia a la adhesión-; que la OTAN acuerda no desplegar tropas en Ucrania en tiempo de paz -en vez de a secas-; en cuanto a la dimensión territorial, en vez de aceptar la anexión de facto por parte de Rusia se limita a decir que Ucrania se compromete a no buscar recuperar sus territorios soberanos por la fuerza.

Los europeos, que llevan semanas debatiendo una propuesta de la Comisión Europea para entregar a Kiev 180.000 millones de activos soberanos rusos inmovilizados en territorio comunitario (fundamentalmente en Bélgica) por las sanciones, reclaman también que esos fondos se entreguen a Kiev como compensación y se utilicen para la reconstrucción. Mientras, el plan ruso-estadounidense recoge que unos 100.000 millones de los activos rusos se invertirán en la reconstrucción y en inversiones en Ucrania, pero en un formato liderado por Estados Unidos, que recibiría el 50% de los beneficios. Europa añadiría además, según ese plan redactado sin los europeos, otros 100.000 millones para la reconstrucción.

El secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, y Andrii Yermak, jefe de Gabinete del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, han definido las conversaciones de Ginebra como enormemente significativas. “Probablemente, hemos tenido la reunión más productiva y significativa hasta ahora en todo este proceso”, ha asegurado Rubio. Ahora queda no solo ahondar en el contenido del nuevo marco sino también la reacción del Kremlin al nuevo marco de acuerdo. Y si esa reacción frenará de nuevo las aspiraciones de poner fin a la guerra.

Trump había fijado para el jueves (día en el que se celebra Acción de gracias en EE UU) la fecha límite para que Kiev aceptara el plan. Pese a ese calendario tan perentorio, el sábado sugirió que en función de cómo respondiera Ucrania, podría estar abierto a ampliar el plazo.

Movilización europea

Europa y los aliados occidentales de Kiev se han movilizado para apoyar al país invadido en la negociación con EEUU. “Cualquier plan de paz creíble y sostenible debe, ante todo, detener las matanzas y poner fin a la guerra, sin sembrar las semillas de un conflicto futuro”, ha dicho este domingo en un vídeo-comunicado Ursula von der Leyen. La presidenta de la Comisión Europea ha ahondado en la postura de los aliados occidentales de Kiev de que “las fronteras no se pueden cambiar por la fuerza” y de que el país invadido no debe recortar su ejército. “Debe reflejarse plenamente la centralidad de la Unión Europea a la hora de garantizar la paz en Ucrania”, ha insistido la jefa del Ejecutivo comunitario, que este fin de semana ha participado en la cumbre del G-20 en Sudáfrica.

En una conferencia de prensa celebrada en Johannesburgo tras la conclusión del G-20, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, declaró haber mantenido una conversación telefónica con Trump y haber percibido su “disponibilidad” a modificar el plan de 28 puntos para Ucrania. Meloni se manifestó partidaria de una estrategia negociadora que use como base el plan de los 28 puntos y centre el diálogo en los puntos que no convencen a los europeos en vez de elaborar una contrapropuesta. “Creo que, por un tema de tiempo y energía, tiene más sentido trabajar sobre la propuesta existente y centrarnos en los puntos realmente decisivos”, afirmó.

“Aquí todos estamos demostrando desde el principio nuestra buena voluntad, salvo uno, que son los rusos, que no han dado un paso adelante desde el inicio. Pienso —y esto se lo he dicho varias veces también al presidente de Estados Unidos— que también los rusos deben dar alguna señal concreta de querer realmente llegar a la paz”, dijo la líder del Ejecutivo italiano.

El canciller alemán, Friedrich Merz, se refirió también en Johannesburgo a la negociación sobre el plan para Ucrania. El mandatario alemán señaló que cree que el plazo marcado por el jefe de la Cada Blanca para zanjar la cuestión es demasiado cercano. “El plan del presidente Trump es alcanzar un acuerdo para el jueves. Estamos muy lejos de eso. Esto no significa que sea imposible, pero soy escéptico sobre semejante resultado dadas las actuales discrepancias”, dijo el canciller al margen de la cumbre del G-20.

Merz señaló además que ha puesto sobre la mesa una propuesta propia, actualmente en discusión en Ginebra, sobre cómo dar un primer paso para el jueves si los 28 puntos del conjunto del plan son demasiado terreno para cubrir hasta entonces. Alemania es, después de Estados Unidos, el país que ha entregado ayuda a Ucrania por mayor valor, unos 38.000 millones de euros desde la invasión hasta el pasado mes de agosto, según cálculos del Instituto Kiel.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, también se refirió a la cuestión ucrania. El mandatario informó de que tiene prevista una llamada con Putin para este lunes, y que su intención es sondear con su homólogo ruso la posibilidad de reactivar el acuerdo para dejar libre paso al transporte de trigo en el mar Negro. “Creo que sería muy beneficioso si podemos activar este proceso”.

Sospechas sobre la autoría del plan

Mientras, el plan ruso-estadounidense sigue recibiendo críticas. El sábado por la noche, un grupo de senadores estadounidenses (tanto demócratas como republicanos) aseguraron que Rubio les había comentado que la hoja de ruta era de autoría rusa. Tras la polémica, antes de salir hacia Ginebra, el secretario de Estado de EE UU insistió en que el plan de 28 puntos fue “escrito por Estados Unidos” y que se había basado en “aportaciones” tanto de Rusia como de Ucrania.

El sábado, los aliados de Ucrania presentes en la cumbre del G-20 en Sudáfrica emitieron una declaración en la que reclamaban que el plan de 28 puntos requería “trabajo adicional” y que tal y como está “dejaría a Ucrania vulnerable a ataques”.

“Juntos, los líderes europeos, Canadá y Japón hemos declarado nuestra disposición para trabajar en el plan de 28 puntos pese a que tenemos ciertas reservas. Sin embargo, antes de comenzar sería bueno saber con certeza quién es el autor del plan y dónde se creó”, escribió, certero, el primer ministro polaco, Donald Tusk, en las redes sociales.


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