03 de diciembre de 2025 – 23:37
El obispo de la Diócesis de Benjamín Aceval, monseñor Amancio Benítez, advirtió que la falta de humanidad y la búsqueda desmedida de dinero están enfermando al pueblo y agotando los hospitales. Exigió mayor inversión en salud y llamó a cuidar con dignidad a los más vulnerables. Fue durante la misa vespertina del sexto día del novenario de la Virgen de Caacupé.
Monseñor Benítez, lanzó una firme advertencia sobre la situación social y sanitaria del país.
Aseguró que “la falta de humanidad y el afán desmedido de dinero terminan enfermando al pueblo y agotando los hospitales”, señalando que esta realidad golpea especialmente a las familias más humildes.
En su homilía, recordó que Jesús alimentó a la multitud y multiplicó los panes, enseñando que cuando se escucha la Palabra, Dios actúa y acompaña en medio de las dificultades.

Destacó además que la Iglesia ofrece sacramentos que fortalecen y sanan, como la reconciliación y la Unción de los Enfermos, y valoró el servicio de los sacerdotes que brindan consuelo espiritual aun sintiéndose indignos.
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Benítez subrayó que el Año del Bien Común 2026 es un llamado a cuidar la salud tanto personal como comunitaria.
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Reconoció la labor de médicos, enfermeros y trabajadores del área, pero advirtió que muchos están sobrecargados, con horarios exigentes, ambientes tensos, falta de insumos y salarios insuficientes.
“Debemos cuidar la salud de quienes cuidan nuestra salud”, remarcó.
Pidió a las autoridades nacionales priorizar verdaderamente el sistema de salud, con presupuestos justos y condiciones dignas para los trabajadores. Recordó que “la ley suprema es el bienestar del pueblo” y que esa debe ser la guía de los administradores del país.

El obispo anunció además la promoción de una pastoral del cuidado integral, que busca acompañar la enfermedad física, la tristeza, el abandono y el dolor de tantas personas. Exhortó a no dejar solos a los enfermos ni permitir que alguien muera sin apoyo o sin dignidad.
Violencia, drogas, falta de fraternidad
Advirtió también sobre otros males que destruyen a las familias, como la violencia, las drogas, la falta de fraternidad y la contaminación provocada por actividades irresponsables, entre ellas la explotación minera que envenena ríos y comunidades enteras.
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Finalmente, llamó a un compromiso serio en favor de la salud integral, especialmente hacia los adultos mayores que viven con pensiones mínimas o sin ningún tipo de apoyo.
Instó a cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu, y a mirar con compasión a los más vulnerables.
“Pidamos a Dios que sane nuestras heridas y nos enseñe a cuidar con amor a quienes Él pone en nuestro camino”, concluyó.