VILLA OLIVA. Pobladores y autoridades municipales denunciaron la destrucción de campos comunales y zonas protegidas por arroceras en el norte de Ñeembucú. Alertaron sobre el impacto ambiental y social que genera el agronegocio en las comunidades de Estanzuela, San Juan y Zanjita del distrito.
Pobladores de las compañías Zanjita, Estanzuela, Paraíso y San Juan del distrito de Villa Oliva se mantienen firmes en su oposición a la expansión de los cultivos de arroz en la zona. Aseguraron que las empresas no respetan el campo comunal utilizado históricamente por las familias locales como fuente de sustento.
El conflicto se agudiza en la zona norte de Ñeembucú, donde empresas arroceras avanzan rápidamente sobre territorios conocidos como campos comunales, que son utilizados por pequeños ganaderos.
El foco del conflicto ahora se traslada al campo comunal de Estanzuela, donde los pobladores se organizan para frenar el avance del agronegocio.
Según los habitantes de Estanzuela, los empresarios pretenden arrasar con todo para la siembra de arroz, sin considerar los derechos comunitarios ni los daños ambientales.
Los pobladores pidieron apoyo a los concejales municipales de Villa Oliva. Hasta el lugar llegaron varios concejales municipales de Villa Oliva, entre ellos Clemencia Mendoza (PLRA), quien expresó su preocupación por el impacto en los pequeños y medianos ganaderos.
“Estas actividades agrícolas están causando graves daños en los campos comunales y sus alrededores. Están alterando el cauce natural del agua, lo que puede provocar inundaciones o sequías extremas. La zona es reconocida como área protegida”, señaló la edil.
Agregó que el campo comunal ha sido históricamente utilizado por las familias del lugar y representa una fuente de vida. “Casi no hay otras fuentes de ingreso. La mayoría de la gente vive de la ganadería”, explicó.
Según Mendoza, el conflicto se intensificó por la construcción de canalizaciones y barreras de gran altura por parte de los arroceros, lo cual afecta directamente el equilibrio del ecosistema.
“No estamos en contra de la siembra de arroz, pero sí en contra de la destrucción de recursos naturales y bienes comunales. Si es propiedad privada, nadie se va a oponer, pero aquí se están metiendo en zonas protegidas”, enfatizó.
La zona se encuentra en las inmediaciones de los humedales del lago Ypoá y Yvera, reconocidos por su biodiversidad. “Aquí el agua es lo que más preocupa. Donde entraron los arroceros, ya destruyeron todo”, lamentó la concejal.
A pesar de que el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) declaró la zona como área protegida, el agronegocio avanza y está poniendo en peligro el área, denunciaron.
En la zona se destaca la riqueza natural del lugar. Los pobladores describen como “hermosa, única y digna de ser preservada”. Solicitan a las autoridades que actúen con urgencia para evitar daños irreversibles al ecosistema de Ñeembucú.