Los esfuerzos de Europea para aumentar su gasto en defensa y reforzar sus programas de rearme cuenta con un apoyo sólido de buena parte de los europeos. Muchos, incluso, están a favor del regreso del servicio militar obligatorio (no así los españoles). Aunque con matices nacionales, el estudio que ha publicado este lunes el centro de análisis Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en sus siglas en inglés), en vísperas de la cumbre anual de la OTAN que comienza este martes en La Haya, muestra un giro importante en el sentir de un bloque que nació como proyecto de paz, pero que es cada vez más consciente de que se debe preparar mejor para un mundo en guerra. Con diferencias importantes entre países, la mitad de los europeos apoya ahora elevar el gasto en defensa.

Un cambio que en buena parte se debe a un factor: el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump y su público desprecio por Europa. Algo que también ha provocado un cambio sustancial —“travestismo político”, lo llaman los autores del estudio, Ivan Krastev y Marc Leonard— que hace que sean ahora los partidos europeos más ultras los que defiendan la alianza con Estados Unidos, mientras que los partidos tradicionales se erigen en los “defensores de la soberanía ante el caos trumpista”.

“Ser hoy en día proestadounidense significa ser euroescéptico, mientras que ser proeuropeo significa ser crítico con el Estados Unidos de Trump”, resume el politólogo e intelectual búlgaro Krastev, presidente del laboratorio de ideas Centro de Estrategias Liberales de Sofía.

Una situación que abre una vía interesante: “La reputación tóxica de Trump podría crear un techo al voto populista y un camino para los partidos convencionales que se le resistan”, consideran los autores, que apuntan en este sentido a los “muy bajos niveles” de simpatía por el republicano en países como Reino Unido, Alemania o Francia, incluso entre los votantes de extrema derecha.

A más corto plazo, el efecto Trump está teniendo otras respuestas contundentes: “La elección de Trump ha obligado a los europeos a tomarse en serio su seguridad. Ha cambiado la identidad geopolítica de Europa”, subraya el estudio.

Según la encuesta realizada para el ECFR en 12 países europeos (Alemania, Dinamarca, España, Estonia, Francia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal y Rumania, así como Suiza y Reino Unido), hay un amplio consenso (50% de media) en la necesidad de aumentar el gasto en defensa, frente a solo un 24% de media que se opone.

La opinión favorable se dispara al 70% en Polonia y Dinamarca —dos de los países que más han respaldado la demanda de Trump de aumentar al 5% del PIB el gasto en defensa de la OTAN, del que España finalmente se ha logrado desmarcar en vísperas de la cumbre de La Haya— pero también cuenta con un holgado respaldo en otros países consultados (57% en Reino Unido, 54% en Portugal, 46% en España o 45% en Francia). Solo Italia se desmarca de esta tendencia: el 57% se declaró “algo” o “fuertemente” contrario a aumentar el gasto en defensa, mientras que solo el 17% de los consultados en ese país apoya elevar esa partida.

La posibilidad de volver a hacer obligatorio el servicio militar también cuenta con apoyo en Francia (62%), Alemania (53%) y Polonia (51%). Mucho menor es el respaldo en España o Reino Unido (37%).

En cualquier caso, para los autores, estos datos muestran un “nuevo consenso europeo: una mayoría de ciudadanos teme por su libertad, su seguridad y su prosperidad”, de ahí que la mayoría de ellos apoyen aumentar el gasto en defensa e incluso la reinstauración del servicio militar obligatorio.

Con todo, los europeos siguen viendo con escepticismo su capacidad de desacoplarse totalmente de Estados Unidos en materia defensiva. Y una buena parte de los ciudadanos siguen manteniendo la esperanza de que la era Trump, pese a estar en su segundo mandato, sea solo un paréntesis. Aunque a muchos se les vaya a hacer muy largo.

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