Huis ten Bosch (la casa del bosque), es la residencia familiar de los reyes Guillermo y Máxima de Países Bajos. Es un palacio metido literalmente en un bosque de La Haya, y ahí han invitado este martes los soberanos a cenar a los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la OTAN. La cita tiene como escenario el Salón Orange. Es el mismo lugar donde hace 126 años se celebró la Primera Conferencia de la Paz de La Haya, que impulsó la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales. Entre los invitados figuran el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ―que ha aterrizado sin su esposa, Melania, esta misma tarde― y el de Ucrania, Volodímir Zelenski, y en la diplomacia de los símbolos que ejercen las monarquías parlamentarias como las europeas, el escenario elegido es llamativo.
El avión de presidente Trump ha aterrizado en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol hacia las 19.32, y llevaba puesta una gorra blanca con las siglas USA. Después de la cena, pasará la noche en palacio y el miércoles desayunará con los reyes. A las 20.37, Trump ha llegado a Huis ten Bosch, el último de los invitados. Dos lacayos han hecho guardia al pie de la escalera, algo que no ha ocurrido con el resto de los convidados. También ha departido un poco más con los soberanos antes de pasar a la cena. “El rey no puede hacer declaraciones políticas, pero sí puede honrar a alguien de este modo”, ha explicado Josine Droogendijk, especialista en información sobre la realeza, a la televisión pública, NOS.
El presidente francés, Emmanuel Macron, el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, o el español, Pedro Sánchez, están entre los mandatarios convocados. En total, debían sumar 66 personas, puesto que pueden ir con sus parejas, pero pocos han acudido acompañados, y se han dispuesto nueve mesas redondas, según el servicio de información de la Casa Real. La idea es fomentar la conversación en un momento de grandes tensiones derivadas de las reticencias de países como España al aumento del gasto militar hasta el 5% para los miembros de la OTAN, exigido por Washington. Y también en una noche a la que los comensales llegan con el eco cercano del mensaje personal remitido por Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, al presidente Trump donde le felicita por su “acción decisiva” al bombardear Irán.
En un momento con la prensa a las puertas del World Forum, donde se celebra la cumbre, y poco antes de la cena, Rutte ha admitido que “no estaba planeado que su mensaje al presidente Trump se publicara”. De todos modos, no le importaba “porque no había nada que no pudiera decirse”. Sobre la postura española acerca de la flexibilidad pedida con el estándar del 5%, ha señalado: “Lo único que ocurre es que España dice que no necesita el límite del 3,5% para alcanzar los objetivos de defensa. Que con el 2,1% les basta. Nosotros pensamos que sí lo necesitan”. No es una postura nueva, puesto que Rutte ya se pronunció de esta manera el lunes. Ha abundado en que “ya se verá este miércoles [durante la reunión de jefes de Estado y de Gobierno del Consejo del Atlántico Norte] si hay más presiones sobre España”.

En una tarde luminosa, una larga alfombra roja esperaba a los llamados a palacio. En el tejado, ondeaba el estandarte de la Casa de Orange, y a las 19.00 en punto llegaba Dick Schoof, primer ministro neerlandés, con su pareja. Le ha seguido Mark Rutte, que ha subido ligero las escaleras de dos en dos. La presidenta de Islandia ha sido la primera de los demás líderes políticos en llegar. Dentro les esperaban los reyes y la heredera, la princesa Amalia.
El rey Guillermo ha abierto la ronda de discursos durante la cena y se ha dirigido directamente al presidente Trump diciendo que “es un honor recibirle en nuestra casa”. También ha afirmado que la OTAN debe permanecer abierta hacia el futuro y hacia nuevos países, y que “es impresionante ver cómo hemos formado un escudo, un escudo de paz”.
Rutte ha hecho otro tanto, recordando que, gracias al mandatario estadounidense “Europa y Canadá equipararán sus gastos en defensa con los Estados Unidos”. Ha afirmado: “Señor presidente, querido Donald, es porque tú nos animaste a hacerlo”. Ha añadido que mañana, “decidiremos sobre miles de millones en gastos adicionales en defensa, porque es necesario”.
Trump se sienta en la mesa central, con el soberano neerlandés, y con Rutte, el presidente turco Erdogán y la primera ministra italiana, Georgia Meloni. La reina Máxima y el presidente ucranio Zelensky están en otra mesa. A la princesa Amalia le acompañan el presidente francés, Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En el menú había dos opciones de tres platos cada uno, ya que se han tenido en cuenta las alergias alimentarias o necesidades dietéticas de los invitados. Han sido preparados por 20 cocineros y servidos por una veintena de lacayos vestidos para la ocasión. La vajilla elegida por los reyes es de porcelana azul de Delft decorada con un martín pescador, flor de naranjo y el monograma de los reyes. El ave hace referencia a una frase de Guillermo de Orange sobre “mantenerse firme en medio de las olas”.