Peña expuso su informe anual en la sede de la ANR, con datos impactantes, pero sin responder a las urgencias reales del país.
En su segundo acto de rendición de cuentas, el presidente Santiago Peña optó nuevamente por hablarle primero a su partido antes que a la nación. Rodeado de cartistas y bajo el liderazgo visible del significativamente corrupto, Horacio Cartes, Peña presentó su balance de gestión en la sede de la ANR, marcando distancia con una ciudadanía que espera respuestas concretas.
Lejos de una cadena nacional o una comparecencia institucional ante el Congreso, el mandatario eligió la Junta de Gobierno colorada como escenario. Un mensaje claro de fidelidad al esquema que lo llevó al poder, en un contexto donde el poder formal y el real parecen fundirse bajo los colores del Partido Colorado.
Entre los datos más llamativos expuestos por Peña se encuentran una supuesta reducción del 20,1% en la pobreza y la generación de 793.000 nuevos empleos formales. Sin embargo, la falta de fuentes técnicas o informes del Instituto Nacional de Estadística genera escepticismo. Las cifras, presentadas sin respaldo metodológico, apuntan más al efecto publicitario que al análisis de impacto.
El presidente también aseguró que más de un millón de estudiantes reciben alimentación diaria en escuelas públicas. Pero medios independientes y denuncias ciudadanas contradicen esa afirmación, apuntando a fallas en la calidad, cobertura y logística del programa.
Hoy presenté ante la Junta de Gobierno de la ANR el informe de gestión del Gobierno. Cuando el Partido y el Gobierno caminan juntos, los resultados son concretos. Hoy, tenemos la tasa de pobreza más baja en casi tres décadas de medición y reafirmamos el rostro humano del Estado. pic.twitter.com/H4YY2Ki75t
— Santiago Peña (@SantiPenap) June 25, 2025
En el ámbito social, Peña destacó la expansión de programas como “Semillas del Futuro” y Tekoporã. Sin embargo, no ofreció informes de evaluación ni auditó el uso de fondos. Tampoco discutió la sostenibilidad de estas políticas ni su vínculo con estrategias de inclusión laboral.
En cuanto al sector agrícola, se habló de la entrega de 9.400 títulos de propiedad y apoyo a la agricultura familiar, pero sin especificaciones claras sobre su impacto ni origen presupuestario. Las promesas, aunque bien recibidas, carecieron de profundidad.
Peña presentará su informe de gestión primero a Cartes antes que al Congreso
En salud, mencionó avances como el Gran Hospital de Coronel Oviedo y el Programa Ampliado de Nutrición. Aun así, evitó referirse a las múltiples denuncias por carencias críticas en hospitales, falta de insumos y casos recientes de corrupción.
La narrativa oficial también celebró avances en infraestructura, con obras que en muchos casos fueron iniciadas en gobiernos anteriores. El gobierno no aclaró cuáles son proyectos nuevos ni cuántos aún están en ejecución, alimentando la confusión entre propaganda y gestión efectiva.
En seguridad, Peña anunció 5.000 nuevos policías y la implementación de 1.000 tobilleras electrónicas. Pero no abordó la crisis estructural de la Policía ni el narcotráfico en zonas fronterizas, uno de los mayores flagelos del país.
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El presidente celebró la mejora en la calificación crediticia del país como un logro macroeconómico. No obstante, omitió referirse a cómo ese crecimiento se traducirá en reducción de desigualdad o en mejoras en servicios básicos.
Incluso dentro de la ANR surgieron críticas. Algunos referentes reclamaron más resultados y conexión del gabinete con la base partidaria. La reciente salida de la jefa de Gabinete, Lea Giménez, suma incertidumbre sobre la cohesión del equipo de gobierno.
Fuente: El Nacional