La exigencia rusa de que Ucrania renuncie a la soberanía de la península de Crimea y a la región oriental de Donbás requiere una reforma constitucional casi imposible. Así lo explicó este lunes el ministro de Justicia ucranio, German Galushchenko. “Esto no es una cuestión que se pueda solucionar de un día para otro, esto sería un proceso muy difícil, ingente”, afirma Galushchenko. “Si lo que se plantea es cambiar las fronteras jurídicamente, con una reforma constitucional, es imposible, no me imagino a nadie que vote a favor”, indica Oleksii Goncharenko, portavoz de Solidaridad Europea, principal partido de la oposición en Ucrania.

Galushchenko atendió a EL PAÍS durante la presentación en Kiev del programa del Gobierno ucranio, liderado desde el pasado julio por la nueva primera ministra, Yulia Sviridenko. El titular de Justicia, antiguo ministro de Energía, detalla que la modificación de las fronteras ucranias requiere dos debates parlamentarios, el voto favorable de una mayoría legislativa cualificada (dos tercios de la Cámara) y, finalmente, una resolución vinculante del Tribunal Constitucional.

El presidente Volodímir Zelenski ya advirtió la semana pasada que las exigencias territoriales rusas atentan contra la Constitución. El jefe de Estado lo remarcó después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avisara de que Ucrania deberá renunciar a algunas de las regiones perdidas por las armas. Trump reaccionó atacando a su homólogo ucranio. “Estoy un poco preocupado por esto que dice Zelenski de que necesita aprobación constitucional”, manifestó el 11 de agosto el mandatario estadounidense, “es decir, tiene aprobación para ir a la guerra a matar a todo el mundo, pero debe tener aprobación para realizar un intercambio de territorio. Porque habrá un intercambio de territorios, por el bien de Ucrania”.

Goncharenko añade en conversación con este diario otro escollo que ha provocado el propio Trump. El portavoz de Solidaridad Europea no menciona al mandatario republicano, de hecho, se muestra conciliador con él, pero subraya que la Constitución no puede modificarse mientras esté en vigor la ley marcial. Y ha sido Trump quien, tras la cumbre del pasado viernes en Alaska con Putin, aceptó la condición rusa de que la paz debe negociarse durante la guerra y no con un alto el fuego previo. Es decir, que la ley marcial continuará vigente durante las negociaciones y Ucrania no podría asumir una hipotética reforma constitucional.

“Crimea es Ucrania, lo dice la Constitución, y Crimea será ucrania, es la posición del Gobierno”, aseguró el titular de Exteriores, Andrii Sibiga, durante la reunión ministerial. Sus palabras son una respuesta al mensaje de Trump del domingo en el que exigía a Zelenski que renuncie a recuperar Crimea. “Yo creo que Trump se refiere a ceder el control de Crimea de facto, porque si lo que piensa es que sea una cesión de iure, eso es imposible que salga de la Rada [el parlamento ucranio]”, admite Goncharenko.

Oleksii Sobolev, ministro de Economía, se expresó en términos similares cuando fue preguntado sobre la exigencia de Putin de que el ejército ucranio se retire de las provincias de Donbás [Lugansk y Donetsk] y reconozca que esta región forma parte de la Federación Rusa: “Nadie regalará Donetsk porque es de los ucranios, es un territorio ocupado de forma temporal”.

Economía de guerra hasta 2026

Serhii Marchenko, ministro de Finanzas, ha revelado durante la presentación que los planes del Ejecutivo se han diseñado con la previsión de que la guerra continúe durante 2026. Es decir, el Gobierno no contempla como probable que las negociaciones de paz sean fructíferas este año. Los presupuestos del Estado requerirán este 2025 y 2026 más de 38.500 millones de euros en ayuda financiera por parte de la Unión Europea y de Estados Unidos, ha precisado Marchenko. EE UU no ha hecho pública transferencia de asistencia económica directa a Kiev durante los siete meses de Trump en la Casa Blanca.

Trump repitió el pasado viernes que su Gobierno dejará de dar ayuda a Ucrania “en miles de millones, como si fueran golosinas, que es lo que hizo Joe Biden [su predecesor en la presidencia]”. El mandatario estadounidense reiteró que EE UU ha dado 300.000 millones de dólares en asistencia a Ucrania, una cifra que según Kiev es falsa y que se acercaría en realidad a la mitad. Toda esas cantidades son aportaciones acordadas durante la era Biden.

Marchenko y fuentes del Ministerio de Economía han confirmado a este diario de que no hay ningún plan de acción especial gubernamental que prevea ni en 2025 ni en 2026 la congelación del frente de guerra, que es el objetivo inmediato de Zelenski. “Es demasiado pronto para saber qué sucederá, ni qué territorios podremos controlar”, afirma Marchenko.

Pese a ello, Sibiga se ha mostrado optimista en que la cita de este lunes en Washington de los líderes europeos con Trump, y una potencial cumbre entre el líder estadounidense, Putin y Zelenski, “acerquen la paz para que sea posible este 2025”: “Estamos en un momento decisivo en las negociaciones para ver la paz en 2025. Estamos realizando progresos gracias al esfuerzo de Europa y de EE UU”.

El jefe de la diplomacia ucrania ha asegurado que “Ucrania y sus aliados hablan con una sola voz, como se demuestra hoy [lunes] en Washington”. Sibiga no ha dejado claro si entre los aliados con “una sola voz” se encuentra también EE UU.

Trump también dejó claro la semana pasada que Ucrania no formará parte de la OTAN, una exigencia que le transmitió Putin. El Gobierno ha evitado comentar esta negativa, pero el presidente de la Rada, Ruslan Stefanchuk, ha afirmado que su país está listo, tanto en capacidad militar como legislativamente, para incorporarse de inmediato en la Alianza Atlántica.

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