Mientras las autoridades ensayan discursos sobre desarrollo e inversión en infraestructura, la realidad en Arroyos y Esteros va por otro camino: calles en estado deplorable, tramos oscuros y peligrosos, y una comunidad que convive diariamente con el abandono.
La tragedia del miércoles, donde dos personas perdieron la vida en un accidente en el kilómetro 71 de la Ruta PY03, es apenas el último capítulo de una larga lista de advertencias ignoradas.
El kilómetro 56 es un ejemplo de lo que los pobladores enfrentan cada día: pozos de gran profundidad, banquinas intransitables y una total falta de iluminación. De noche, transitar por allí se vuelve una ruleta rusa. Ni con las luces altas se ve nada. Es como manejar a ciegas.
La situación no es nueva. Desde hace años, los pobladores vienen denunciando el deterioro progresivo de la infraestructura vial, pero sus reclamos parecen caer en saco roto. No hay carteles de advertencia, no hay señalización y, sobre todo, no hay acción concreta por parte del Ministerio de Comunicación y Obras Públicas (MOPC) ni del gobierno departamental.

Kilómetro 71: zona de tragedias
El miércoles 6 de agosto, en el Kilómetro 71, dos personas murieron en un accidente fatal que pudo haberse evitado.
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El hecho se registró de tarde a plena luz del día, pero no es la primera vez que ese punto de la ruta es escenario de un siniestro. En los últimos años, se han reportado varios accidentes con víctimas fatales o heridos graves en esa misma zona y la mayoría de los casos pasaron de noche por no tener iluminación, lo que evidencia una falla estructural que sigue sin corregirse.
Vecinos y automovilistas coinciden en que el lugar ya debería ser intervenido con urgencia: colocar una iluminación adecuada, mejorar en el pavimento y en la presencia policial preventiva que son medidas básicas que siguen ausentes.

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Una ciudad postergada
Arroyos y Esteros es una comunidad históricamente productiva, con gran potencial turístico y agrícola. Sin embargo, el abandono estatal en materia de infraestructura lo condena a quedar aislado y expuesto al peligro.
“Las autoridades se acuerdan de nosotros solo en campaña electoral”, lamenta Ramona González una vecina. Mientras tanto, el deterioro avanza y la inseguridad vial cobra vidas.

¿Cuántas tragedias más se necesitan para que las autoridades actúen?
Mientras no haya respuestas firmes ni obras reales, Arroyos y Esteros seguirá siendo una ciudad olvidada, donde el tránsito se convierte en una trampa mortal y los reclamos ciudadanos son apenas un eco en el vacío.
Para consultar sobre el pésimo estado de las calles de la ciudad. Llamamos a la linea móvil de la ministra de Obras Claudia Centurión, con número con terminación 969. Pero no recibimos retorno.
Estamos abiertos si desea referirse al caso.
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