Los vecinos de las favelas de Río de Janeiro que la policía asaltó a fuego el martes en busca de los jefes de un grupo criminal llamado Comando Vermelho (Comando rojo) y sus lugartenientes han localizado durante la madrugada al menos 60 cadáveres más en un bosque cercano. Los han ido colocando en fila, sobre el suelo, cubiertos con mantas, en una plaza de la favela Vila Cruzeiro, para que sus allegados puedan identificarlos. Esos 60 fallecidos no estaban incluidos en el balance oficial de la víspera (64 víctimas mortales, incluidos cuatro policías), lo que eleva los muertos en la operación a más de 120, informa O Globo. Con ese aumento, la operación más letal de Río de Janeiro se convierte en la más letal de la historia de Brasil.

El balance oficial del martes, incluye también 81 detenidos y unos 90 fusiles decomisados. Los narcos llegaron a lanzar granadas contra los agentes desde drones.

Río, la segunda ciudad más poblada de Brasil, ha amanecido con una triste neblina gris. También con toda la red viaria liberada de barricadas y con el miedo en el cuerpo tras una jornada en la que la ciudad fue rehén del fuego cruzado entre los criminales y la policía. Unos 2.500 agentes fueron movilizados en la incursión policial en dos complejos de favelas considerados el cuartel general del Comando Vermelho.

Este grupo criminal fundado en Río de Janeiro es el segundo más poderoso del país tras el Primer Comando de la Capital (PCC), que tiene su sede en São Paulo.

El PCC nació en la cárcel de Carandiru en 1992 como un colectivo de presos en defensa de sus derechos más básicos, después de que la policía matara a 111 presos en una operación para sofocar un motín. Hasta este miércoles era considerada la peor matanza policial brasileña.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, recién llegado de un viaje oficial a Asia, se ha reunido con su equipo en Brasilia para analizar la crisis. La víspera, el gobernador de Río, Claudio Castro, criticó la falta de apoyo del Gobierno federal para enfrentarse al crimen organizado.

El balance puede incrementarse aún más porque los vecinos sostienen que en las callejuelas quedan cadáveres tirados. Los agentes de policía se retiraron al anochecer del bosque, pero no de las estrechas calles de la favela, donde los tiroteos han continuado durante la noche.

Castro ha abrazado la tesis de que los narcotraficantes son terroristas a los que se enfrenta, como Donald Trump, con ataques extrajudiciales. Se ha referido a ellos como “narcoterroristas”, un calificativo que también ha usado el senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro. Flávio Bolsonaro sugirió la semana pasada a EE UU que atacara las embarcaciones que, según acusó sin pruebas, navegan cargadas de droga por la bahía de Guanabara, frente a Río.

La matanza policial se produjo en vísperas de que la semana próxima Brasil acoja la cumbre mundial del clima, que organiza la ONU, y que reunirá a alcaldes de todo el mundo en Río y líderes internacionales en Belém, en la Amazonia. A esa reunión, presidida por Lula, se espera que acudan el primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente español, Pedro Sánchez, entre otros.

La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos ha dicho sentirse “horrorizada” por la macrooperación policial. “Recordamos a las autoridades sus obligaciones ante el derecho internacional, y urgimos a que se conduzcan investigaciones de forma pronta y efectiva” sobre las muertes, indicó en su cuenta oficial de la red social X la oficina que dirige el alto comisionado Volker Türk.

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