El fuego cruzado entre Israel e Irán que amenaza con empujar a Oriente Próximo hacia una guerra sin precedentes en décadas no solo no remite sino que este domingo ha ido en aumento. Sin dar tregua, Israel bombardeó durante la madrugada 80 objetivos solo en la capital iraní, según su ejército, mientras Teherán respondía, también por segunda noche consecutiva, con dos oleadas de ataques y el lanzamiento de decenas de misiles balísticos contra territorio israelí. Ya por la tarde, la República Islámica ha lanzado una tercera andanada de proyectiles contra su enemigo, esta vez a plena luz del día, algo que hasta ahora no había sucedido.
Nunca los misiles iraníes, lanzados desde distancias de unos 2.000 kilómetros, habían causado tantos estragos en el Estado judío ni aumentado como ahora la sensación de vulnerabilidad de muchos israelíes. En las últimas horas, estos proyectiles han matado al menos a 11 personas: seis en un edificio de Tel Aviv —hay también tres desaparecidos— y cuatro cerca de Haifa, en el norte. Los heridos se calculan en unos 140. Ha habido, además, algunos daños en tuberías y líneas de distribución de la refinería de Haifa, la mayor instalación de este tipo en Israel, según informan medios locales citando fuentes de la compañía gestora, Bazan.
Se trata de los bombardeos que más daños han causado a Israel desde la noche del pasado jueves, cuando el Gobierno de Benjamín Netanhayu inició la ofensiva contra Teherán y el país persa decidió responder.
En Irán, el saldo de muertos en los bombardeos israelíes está siendo mucho más elevado. Los medios del país aluden a 128 hasta mediodía del sábado -citan al Ministerio de Sanidad- y elevan la cifra de heridos a 900. Una ONG de derechos humanos con sede en Estados Unidos, Human Rights Activists in Iran (Activistas de Derechos Humanos en Irán), cree que esos fallecidos son muchos más: al menos 215, la mayoría civiles. Israel afirma además haber matado al jefe de inteligencia de la Guardia Revolucionaria iraní, Mohamed Kazemi, y su número dos, Hasán Mohaqeq , en un ataque en Teherán, anunció el primer ministro israelí este domingo por la tarde.
En las dos noches de bombardeos iraníes sobre Israel han muerto 14 personas, todas ellas civiles. Según el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que este domingo ha visitado Bat Yam, donde murieron siete personas, no se trata de errores sino de ataques deliberados. Irán, ha avisado Netanyahu, “pagará un alto precio por matar a civiles”. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, ha amenazado, por su parte, con respuestas de su país “más decisivas y graves” si continúa la agresión israelí.
Los intentos de las potencias occidentales de rebajar la tensión bélica no han dado por el momento ningún resultado, mientras crece la inquietud por una guerra que podría arrastrar ante todo a Estados Unidos. El sábado, Irán amenazó a Washington, pero también al Reino Unido y a Francia con atacar sus bases militares en Oriente Próximo si apoyaban a Israel en la ofensiva que lanzó el pasado jueves contra su territorio. El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó de madrugada a Irán con ataques “como nunca han visto antes” si toman como blanco a sus fuerzas o bases militares. Después publicó un mensaje en sus redes sociales asegurando que conseguirá “fácilmente” un acuerdo entre Irán e Israel que ponga fin a este estallido bélico. Fuentes del Gobierno estadounidense, citadas bajo anonimato por Reuters, aseguraron que Trump vetó un plan israelí para asesinar al líder supremo iraní, Ali Jameneí.
El Reino Unido, por su parte, confirmó que ha enviado más aviones de combate a Oriente Próximo, para reforzar sus bases en la región.







Refinerías
La Guardia Revolucionaria iraní ha confirmado que en el ataque israelí que costó la vida el viernes al comandante en jefe de ese cuerpo, el general Amir Ali Hajizadeh, murieron también otros siete altos cargos militares, efectivos de su cuerpo de la Fuerza Aeroespacial. Esas muertes elevan a 15 el número de comandantes iraníes asesinados en los últimos días por Israel, informa Efe.
Fuentes locales iraníes refieren explosiones en la madrugada de este domingo en el depósito de petróleo de Shahran, en Teherán. Las bombas sobre esas instalaciones son constantes y pueden convertirse en un peligro para los vecinos de la zona, advierte una fuente gubernamental al diario The New York Times. Y el ejército israelí ha confirmado que ha vuelto a atacar la planta iraní de enriquecimiento de uranio de Ishafán.
La policía iraní ha detenido supuestamente en Alborz, cerca de Teherán, a dos espías de la agencia secreta en el exterior israelí, el Mosad, según la agencia Tasnim. Israel no ha informado de estas detenciones, pero agentes de este cuerpo lograron infiltrarse para facilitar desde dentro el lanzamiento de la ofensiva emprendida en la madrugada del pasado viernes.

Por primera vez en este ataque –ya había alcanzado por la mañana una refinería de gas–, Israel golpea intereses energéticos de la República Islámica. Estos objetivos se unen a los militares, los nucleares y a los asesinatos selectivos de altos mandos de las Fuerzas de Seguridad y de científicos del programa nuclear acometidos en los últimos dos días.
Netanyahu se reunió en la madrugada del domingo con su gabinete de seguridad para seguir en directo los acontecimientos, en una ofensiva que incluye también bombardeos sobre Yemen. El jefe de las fuerzas aéreas israelíes reconoce que el objetivo en ese país es un alto mando de la guerrilla hutí, apoyada por el régimen iraní.
El ministro de Exteriores de la República Islámica, Abbas Araqchí, ha señalado que están llevando a cabo una defensa “legítima” y dejarán de responder cuando cese la ofensiva israelí. También ha subrayado que no cree al Gobierno de Estados Unidos cuando dice que no ha participado en los ataques israelíes. Y ha advertido a Israel del riesgo de extender el conflicto a otros países, después de que el ejército israelí bombardease la refinería de South Pars, una instalación en la costa sur de Irán, en el golfo Pérsico, que explota un yacimiento compartido con Qatar.
Zonas habitadas
Los proyectiles de Irán han golpeado por segunda noche consecutiva zonas habitadas de Israel. En una primera oleada, uno cayó en un edificio de dos plantas de la localidad de Tamra, cerca de la ciudad de Haifa, en el norte del país, matando a cuatro mujeres. En esa misma zona de la bahía de Haifa se han reportado algunos daños en la principal refinería del país, aunque no hay víctimas ni ha sido necesario cancelar su principal actividad, según la compañía Bazan, la mayor empresa petrolera y petroquímica de Israel.

Según Magen David Adom (MDA), los servicios de emergencia israelíes, otras siete personas murieron en una torre de apartamentos de una decena de plantas en Bat Yam, al sur de Tel Aviv. El último cuerpo recuperado este domingo por la tarde es el de un bebé. Podría haber todavía personas entre los escombros y el edificio corre el peligro de derrumbarse, según medios locales.
Es allí donde, aparentemente, se han producido los daños más importantes tras el impacto de otro misil balístico en una segunda oleada de ataques en torno a las 2.30 de la madrugada de este domingo. Las autoridades locales informan de que todos los fallecidos se encontraban fuera del refugio durante el ataque, una forma de recordar la importancia de atender el sistema de alertas que llegan a los terminales móviles.
El enviado especial de EL PAÍS fue testigo de cómo durante varios minutos las defensas antiaéreas trataron de interceptar los lanzamientos iraníes. Uno de ellos, sin embargo, acabó impactando en la zona sur de Tel Aviv causando una gran explosión en la zona correspondiente a Bat Yam.
Fue a las once de la noche del sábado, hora local (las diez de la noche en la España peninsular) cuando saltaron las alarmas en los teléfonos móviles de Israel pidiendo a la población que se pusiera a cubierto. En apenas unos minutos llegó la primera oleada y empezaron a verse las luces que dejan en el cielo de Tel Aviv los sistemas de defensa antiaérea de Israel, mientras se escuchaban algunas explosiones.
En medio de la creciente tensión, países vecinos como Jordania y Siria han cerrado sus espacios aéreos. Las calles de Tel Aviv, donde este fin de semana iba a celebrarse la fiesta del Orgullo —suspendida por el estado de emergencia— aparecían medio desiertas.