Un simulador del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Oak Ridge (Iceberg Index) calcula que la inteligencia artificial (IA) puede reemplazar ya el 11,7% del mercado laboral. Los agentes de IA tomarán, al menos, el 15% de las decisiones laborales en los próximos tres años, según un informe de la consultora especializada en tecnología Gartner. En el ámbito de los desarrolladores, quienes conciben, diseñan y crean los programas informáticos (software), esta tendencia supondrá un cambio radical. Hasta ahora, han ocupado uno de los nichos del empleo tecnológico, pero el sector se aproxima a una revolución. “Parece el final de una época”, admite Jeff Barr, vicepresidente en Amazon Web Services (AWS) tras pasar por Microsoft.
“Hoy, más de una cuarta parte de todo el código nuevo en Google se genera con IA. Luego, es revisado y aceptado por ingenieros. Esto les ayuda a hacer más y a moverse más rápido”, afirmó el máximo responsable de la multinacional, Sundar Pichai, en una conferencia sobre resultados del pasado año.
Barr, con medio siglo de experiencia en el ámbito tecnológico y asesor de la gigantesca comunidad de desarrolladores (más de 47 millones en el mundo y casi medio millón en España, según SlashData), añade que “no solo está cambiando la programación, sino también el rol y el conjunto de habilidades de los desarrolladores”.
Los agentes no solo están cambiando la programación, sino también el rol y el conjunto de habilidades de los desarrolladores
Jeff Barr, vicepresidente en Amazon Web Services (AWS)
El sistema que empuja esta revolución lo bautizó el científico de IA y fundador de Eureka Labs, Andrej Karpathy, como Vibe coding: “Simplemente conecta con la IA. Solicita, genera código, ejecútalo, ve qué falla, inténtalo de nuevo, edita un poco, pégalo, repite. Simplemente construye”. Se trata de utilizar los grandes modelos de lenguaje (los sistemas fundamentales de la IA) para generar código funcional con solo describir lo que necesitan en lenguaje sencillo. En lugar de escribir cada línea manualmente, la IA traduce el lenguaje natural a un código ejecutable.
Esta funcionalidad democratiza la codificación y permite programar con conocimientos básicos. Una prueba realizada con el agente de programación de AWS (Kiro), durante unas jornadas para medios internacionales celebradas en Seattle a las que fue invitado EL PAÍS, permitió a más de una docena de personas sin habilidades específicas en programación desarrollar en 10 minutos una web capaz de analizar, ordenar y proponer acciones a partir de las opiniones de clientes sobre un establecimiento.
Todas las grandes compañías tienen modelos propios con capacidades similares. Anthropic acaba de lanzar Claude Sonnet 4.5, especializado en codificación, para competir con los de IBM, Microsoft, Google, OpenAi o AWS, entre otros.
Para Barr, las habilidades de los agentes modifican radicalmente la programación y el papel de sus desarrolladores: “Está cambiando rápidamente. Vivimos una nueva era en la que no vemos a los desarrolladores literalmente buscando y tecleando. Se trata más de ver cuál es el problema que necesito resolver, pasárselo al agente y decirle: ‘Este es el resultado final que necesito, por favor averigua cómo llegar ahí”.
No tengo duda de que llegaremos al nivel 4 de autonomía, sin supervisión humana, cuando estemos seguros de que absolutamente nada puede salir mal
Sri Elaprolu, director del centro de innovación de IA generativa en AWS
Sri Elaprolu, director del centro de innovación de IA generativa en AWS, compara la evolución de la automatización de tareas con el progreso del coche sin conductor, donde el nivel uno sería la adopción de controladores de crucero y el cuatro, la conducción totalmente autónoma. Cree que estamos en el nivel 3 en agentes de programación, donde aún es necesaria la supervisión y aprobación final humana. Pero asegura que se ascenderá. “Lo conseguiremos, no tengo duda de que llegaremos al nivel 4 de autonomía, sin supervisión humana, cuando estemos seguros de que absolutamente nada puede salir mal”, comenta.
Esta progresiva automatización lleva al desarrollador, de acuerdo con Barr, a una nueva posición “más cerca del cliente”. “Son los que tienen la energía, la creatividad y las ideas para resolver sus problemas”, afirma para, a modo de ejemplo, decir que, si antes eran cocineros, ahora tienen que ser chefs. Por eso defiende que una de las habilidades que tienen que explotar es la comunicación humana. “Ya no funciona ese programador introvertido en una habitación tranquila sin hablar con nadie. Hoy necesitan ser sociales, estar conectados y ser comprensivos”.
Pero, siguiendo el ejemplo de Barr, no son necesarios tantos chefs en una cocina, por lo que es lógico pensar en que los agentes de programación reducirán el empleo de los programadores menos cualificados. Sin embargo, el directivo de AWS discrepa y cree que será al contrario, que permitirá, según sus palabras, “avanzar hacia muchas áreas de negocio nuevas para las que, simplemente, no había recursos”.
Ya no funciona ese programador introvertido en una habitación tranquila sin hablar con nadie. Hoy necesitan ser sociales, estar conectados y ser comprensivos
Jeff Barr, vicepresidente en Amazon Web Services (AWS)
“La naturaleza del trabajo va a cambiar, seguro. Pero la velocidad de la transformación, los tipos de roles afectados y cómo cambiarán es una cuestión para la que nadie tiene una respuesta precisa”, señala más cauto Elaprolu. Y añade: “Tendremos que pasar por ahí para entender el valor de lo que obtienes y qué tiempo me libera para poder hacer trabajos más importantes y valiosos”. “Pero lo importante es que nos preparemos para eso en lugar de esperar a que nos ocurra”, advierte.
Elaprolu señala que aún es fundamental controlar las alucinaciones de la IA [respuestas incorrectas], observar y hacer seguimiento de los procesos de razonamiento automáticos así como comprobar la corrección de la programación, que todas las palabras, números y operaciones matemáticas estén en el lugar correcto. Un error mínimo en miles de líneas de código puede causar que nada se ejecute.
En este sentido, el fundador y director general de UpSlide, Julien Villemonteix, ajeno a las jornadas de AWS, asegura que la IA, “en vez de reducir la carga laboral, la está desplazando”. “Concentra más presión en los profesionales sénior, que ahora deben revisar, validar y corregir un volumen creciente de contenido generado con IA. Este cuello de botella es especialmente crítico en operaciones de alto valor, donde los márgenes de error son mínimos”, afirma en la presentación de un informe de esta empresa.
Según este trabajo, la falta confianza plena en los resultados que arroja la IA obliga a los profesionales más avanzados y con mayores responsabilidades a dedicar más de 11 horas semanales a revisar contenido generado por los agentes automáticos.
Por el contrario, el estudio La IA en el trabajo: el papel en la fuerza laboral global, encargado por Deel a IDC, “nueve de cada diez empresas españolas (93%) aseguran que sus puestos de trabajo ya se han visto afectados por la IA y un 22% ha llevado a cabo una reestructuración significativa de su plantilla para adaptarse”. Según una encuesta a 5.500 responsables de la industria, el 62% de las empresas ha reducido o detenido la contratación de profesionales júnior, lo que sitúa a España entre los países más afectados, junto con Canadá (55%), Argentina (54%) y Colombia (52%).
“Los empleos de nivel inicial están cambiando y las competencias que buscan las compañías también. Tanto trabajadores como empresas deben adaptarse con rapidez. No se trata solo de ser competitivos, sino de seguir siendo viables”, advierte Nick Catino, responsable global de Deel.
Su estudio destaca la alta demanda de conocimientos en IA, en pensamiento crítico, en capacidad de resolución de problemas y, en línea con Barr, en habilidades de comunicación y colaboración.
“La inteligencia artificial está transformando la fuerza laboral global a un ritmo sin precedentes, superando a cualquier otro cambio tecnológico reciente. Las organizaciones que prosperarán serán aquellas que combinen la automatización con una visión centrada en las personas: invirtiendo en la mejora de habilidades, redefiniendo las oportunidades y garantizando que la gobernanza y la ética evolucionen al mismo ritmo que la innovación”, concluye Chris Marshall, vicepresidente de IA en IDC.