El secuestro y la posterior entrega a las autoridades estadounidenses de Ismael El Mayo Zambada por parte de Joaquín Guzmán López, hijo de su exsocio, el capo del narco Joaquín El Chapo Guzmán, en julio de 2024 en el aeropuerto de Santa Teresa, en El Paso (Texas), fue como una metáfora de la Teoría del Caos. Esta dice que una pequeña perturbación, como el aleteo de una mariposa, puede causar efectos desproporcionados a miles de kilómetros de distancia. Esta traición al interior del Cartel de Sinaloa detonó, apenas unos meses después, en septiembre del año pasado, una guerra sin cuartel entre los herederos de los capos de un imperio internacional de miles de millones de dólares generados por el tráfico de cocaína, metanfetamina, fentanilo y otras drogas ilícitas. La guerra en ese Estado ha dejado un reguero de violencia y sangre que continúa un año después, en el que se han registrado 1.824 asesinatos -el triple del año anterior- y cerca de 800 desaparecidos. A pesar de contar cada vez con menos piezas importantes en el tablero, debido a los constantes golpes que Los Chapitos han recibido por parte del Gobierno Federal y la Administración Trump en su guerra contra el narco, la violencia vuelve a arreciar a una región que parece no recibir tregua.

Tres hieleras fueron dejadas la mañana del último domingo sobre el Libramiento Culiacán, el paraje que rodea la capital de Sinaloa y que conecta a Mazatlán con Los Mochis. Los contenedores, que normalmente traerían hielo y serían usados para almacenar bebidas en fiestas, se usaron para colocar, pedazo por pedazo, el cuerpo de un hombre. Su cabeza, los brazos, sus manos, sus piernas, el torso. Todo seccionado como si se tratara de una escenografía de películas de terror, pero esto es real.

La tradición marca que cada mes de diciembre inician las fiestas de Navidad y Año Nuevo, pero en Sinaloa, particularmente en municipios como Culiacán, Navolato, Eldorado, Elota, San Ignacio, Cosalá, Mazatlán, Concordia y Escuinapa, eso ha tenido que esperar. En 22 días, suman 126 personas asesinadas, entre ellas siete mujeres. Son datos recopilados por EL PAÍS a partir de varias fuentes.

No solo se trata de personas dejadas en parajes, carreteras o dentro de domicilios, sino de enfrentamientos y operativos en distintos lugares, como los tres bloqueos carreteros en Escuinapa con enfrentamientos en zonas limítrofes de Mazatlán, la segunda capital turística más importante del noroeste de México, por detrás de Los Cabos, Baja California.

Este nuevo capítulo de la guerra en Sinaloa ha hecho eco hasta Palacio Nacional. Durante la conferencia Mañanera de este lunes, la presidenta, Claudia Sheinbaum, se ha referido a la escalada de violencia y ha admitido que este fin de semana aumentaron los homicidios dolosos, específicamente en Escuinapa.

“Ayer [domingo] hubo, en particular en el sur de Sinaloa, estos bloqueos. Y había estado en un promedio de alrededor de 3,5 homicidios diarios y fue un fin de semana en donde subieron los homicidios”, dijo. “A los niños les han puesto películas infantiles en las pantallas del camión para que no vean las balaceras”, relató José María el 17 de diciembre, cuando viajaba en un autobús que quedó en medio de bloqueos carreteros.

“Le prendieron fuego a los tráileres y empezó la balacera. Primero uno adelante y luego uno atrás. Mejor el chofer se quedó parado y nos dijo que cuando escucháramos balas nos agacháramos”. La mandataria manifestó que Sinaloa tenía una situación de “mucha tranquilidad” hasta la entrega de El Mayo a Estados Unidos y de la ruptura que sobrevino en el grupo delincuencial que opera en esa región, provocada por esta situación que, según Sheinbaum, no ha quedado clara con el Gobierno estadounidense.

La mandataria hizo una clara referencia al testimonio de Guzmán López, quien en su admisión de culpabilidad de dos cargos por narcotráfico y crimen organizado en Chicago el pasado 1 de diciembre, le contó a la magistrada cómo secuestró y entregó al capo de 77 años a la DEA y al FBI. El Mayo, que se mantuvo prófugo más de 50 años a pesar de contar con una recompensa sobre su cabeza de 15 millones de dólares, nunca había pisado una prisión durante su vida criminal. En el documento, el narco de 39 años asegura que el Gobierno de Estados Unidos “no solicitó, indujo, sancionó, aprobó ni condonó el secuestro”.

El testimonio de Guzmán López ha revivido varias incógnitas y ha puesto bajo el escrutinio la intervención de Estados Unidos en dicha operación. Esto, a pesar de que la Casa Blanca ha negado cualquier tipo de participación y en Palacio Nacional, en México, tanto el Gobierno anterior como el actual han insistido en que es Washington quien debe dar respuestas.

Desde entonces, el Estado norteño ha sido rebasado por la guerra entre dos familias del crimen organizado. Los festejos por el Día de la Independencia, en pasado septiembre, fueron cancelados por segundo año consecutivo como legado de las balaceras, homicidios y quema de establecimientos ocurridos desde hace más de un año.

La Fiscalía General del Estado informó que hubo 109 asesinatos en noviembre; en octubre, 130; septiembre, 121; agosto, 119; en julio, 170. La tendencia indicaba un decrecimiento. “La disminución de homicidios es positiva”, dijo el gobernador Rubén Rocha Moya.

Sin embargo, a ocho días de que termine el 2025 ya suman 126 asesinatos, lo que marcará el tercer año más sanguinario de la historia reciente de Sinaloa, equiparable a las épocas de la llamada guerra contra las drogas durante el sexenio de Felipe Calderón.

El fuego cruzado entre las facciones también ha generado un pico de desapariciones en el último año con un patrón dominante: hombre, de hasta 40 años y de Culiacán. Ha habido al menos 3.304 personas desaparecidas en un periodo de 15 meses, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado obtenidos vía transparencia. Es información que permite reconocer también que las víctimas principales son personas jóvenes de zonas urbanas.

Solo en 2025 ya suman hasta 2.398 casos, de los que 393 mujeres, 1.997 hombres y ocho personas de las que no se especificó sexo, pero más del 60% de los casos corresponde a personas de entre 18 y 39 años. En 2024 se registraron 1.269 casos, mientras que en 2023, 925. En apenas dos años, prácticamente se han triplicado los casos y los registros superan a los de personas asesinadas.

La batalla no ha cedido a pesar de que Los Chapitos están contra las cueras. Presos, liquidados, extraditados a Estados Unidos o entregados voluntariamente a la justicia del país vecino como parte de acuerdos para reducir condenas o evitar aranceles, esa facción del Cartel de Sinaloa ve con preocupación una posible desaparición. Solo dos de sus líderes, Iván Archivaldo Guzmán y su hermano Jesús Alfredo, sobreviven prófugos, cada vez más cercados por el gabinete de seguridad mexicano, que día tras día anuncia nuevas capturas y muertes de los narcotraficantes a los que Washington identificó como uno de los principales culpables del boom del fentanilo.

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