La clandestinidad ha terminado para María Corina Machado. Después de más de un año oculta por razones de seguridad, la líder opositora venezolana, premio Nobel de la Paz de este año, ha llegado la medianoche del jueves a Oslo. En torno a las 2.30 de la madrugada (hora local y de la España peninsular, 21.30 en Caracas), la dirigente, que llevaba 14 años sin salir de su país, se ha asomado al balcón del Grand Hotel y ha saludado a la multitud que la esperaba en la calle. “¡Valiente!“, le han jaleado decenas de personas con las que Machado entonó el himno nacional de Venezuela.

Pocos minutos después, Machado, vestida de negro, ha bajado a la calle rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad para seguir saludando y hacerse selfis con sus simpatizantes. ”¡María, lo lograste!“, le han gritado. ”¡Oslo, aquí estoy!“, ha afirmado la política venezolana en su perfil de la red X en un mensaje con el vídeo de su primera aparición desde la balconada. En otro de los tuits, junto a las fotografías de su encuentro con los que aguardaban en la capital noruega su llegada, Machado ha manifestado: ”El abrazo que necesita toda Venezuela».

La líder opositora ha tenido este mismo jueves sus primeros actos oficiales en el Parlamento de Noruega, que incluyen una reunión y una rueda de prensa con el primer ministro, Jonas Gahr Store. Machado salió este martes en barco desde la costa venezolana hasta la isla caribeña de Curazao antes de poner rumbo a Europa, según informó The Wall Street Journal.

La cadena británica BBC ha revelado durante una entrevista con Machado que la líder opositora tuvo que cruzar disfrazada una decena de controles militares y viajar de Curazao a la capital noruega con un avión privado llegado de Miami. “Estoy aquí porque muchos hombres y mujeres arriesgaron sus vidas para que llegara a Oslo”, ha dicho la Nobel de la Paz en conversación con la periodista Lucy Hockings. “Por supuesto que volveré a Venezuela”, ha proseguido Machado, “estaré en el lugar en el que soy más útil para la causa”.

Altamente anticipada y con una enorme carga simbólica, la llegada de Machado a la capital noruega marca un hito para la oposición al régimen de Nicolás Maduro y para millones de venezolanos que han seguido minuto a minuto cada pista que se ha dado a conocer en los últimos días sobre el paradero de la líder opositora. Su salida de Venezuela supone también un desafío para el Gobierno chavista y plantea nuevas incógnitas de cara al futuro en un momento álgido en la historia política del país.

En las últimas 24 horas, la historia sobre la travesía de Machado para salir de Venezuela y llegar a Noruega ha sufrido una cadena interminable de giros inesperados. A primera hora de la mañana del miércoles, el Instituto Noruego del Nobel anunció que la ganadora de este año no estaría presente durante la entrega en el Ayuntamiento de Oslo. Alrededor de una hora antes de la gala, sin embargo, la institución afirmó en un comunicado que la opositora venezolana se había embarcado “en un viaje en una situación de extremo peligro” y que “había hecho todo lo posible para asistir a la ceremonia”. “Estamos profundamente felices de confirmar que ella está a salvo y que estará con nosotros”, agregó. Apenas unos minutos más tarde, se difundió una llamada entre la dirigente y el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jorgen Watne Frydnes.

“Estaré en Oslo, estoy en camino”, aseguró Machado en la conversación telefónica. “Sé que hay muchos venezolanos que sí han podido llegar a Oslo, así como mi familia y mi equipo”, prosiguió la líder opositora. “Tan pronto como llegue, podré abrazar a mi familia e hijos, que no he visto en dos años, así como a tantos venezolanos y noruegos que sé que comparten nuestra lucha y esfuerzo”.

En medio de la confusión, la información contradictoria y una gran anticipación, ha sido la hija de la galardonada, Ana Corina Sosa, la que ha tenido que recoger el premio en su nombre y leer su discurso de aceptación. “A nuestros presos políticos, a los perseguidos, a sus familias y a todos los que defienden los derechos humanos”, afirmó la opositora en su mensaje, “a ellos pertenece este honor. A ellos pertenece este día. A ellos pertenece el futuro”.

Durante el acto, su hija puso en palabras la ilusión de quienes esperaban a la Nobel venezolana. “Debo decir que mi madre nunca rompe una promesa. Y por eso, con toda la alegría de mi corazón, puedo decirles que en solo unas horas podremos abrazarla aquí en Oslo”, aseguró Sosa durante una ceremonia en la que, a pesar de no estar en persona, la figura de Machado fue omnipresente.

Allí estaban sus familiares, sus colaboradores y aliados más cercanos, su mensaje, su determinación para seguir en la lucha. “Esta es la historia de un pueblo y su largo camino hacia la libertad. ”Qué honor escuchar mi discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz 2025 en la voz de mi hija, y saber que muy pronto podré abrazarla a ella y a mi familia de nuevo”, escribió Machado en su primera publicación en Twitter después de tres días de silencio, cuando ya era de noche en la gélida Oslo y poco después de que cientos de venezolanos salieran a las calles para participar en la tradicional procesión de las antorchas, un símbolo que se repite año con año después de cada entrega del Nobel para recordar cómo la luz se abre paso en medio de la oscuridad.

“¡Libertad, libertad, libertad, Venezuela, libertad!“, rugió la diáspora venezolana afuera del Grand Hotel de Oslo, donde la suite del Nobel seguía esperando la llegada de la galardonada de este año. Por su balcón, salió Ana Corina Sosa. Las antorchas se elevaron al cielo. Una enorme bandera venezolana se colocó en las escalinatas del Parlamento noruego. Y la multitud gritó, cantó, lloró. El Nobel marcó la mayor conquista simbólica para la oposición venezolana después de dos décadas de oscuridad, represión e impotencia. Y después, finalmente, llegó María Corina.

Ramsés Parra, de 22 años, lleva toda la noche esperando a Machado junto a sus hermanos Leander y Luis, de 19 y 25 años, frente al Grand Hotel, reconvertido en el centro de operaciones de la oposición venezolana en Oslo. “Ella es la portavoz de quienes no podemos hablar”, afirma el joven, mientras se coloca la bandera venezolana sobre su espalda. Los tres muchachos oriundos del Estado de Cojedes esperan llamar la atención de la política conservadora para que los ayude a regularizar su situación migratoria en Noruega, donde viven hace cuatro años.

“¡María, te saluda tu pueblo! ¡Te amamos!”, gritan cuando la ven salir del hotel, en medio de un fuerte despliegue policial. “Yo también los amo, ahora nos vemos”, contesta Machado y les manda besos apurada por la comitiva que la escolta hacia el Storting, el Parlamento noruego, donde ha comenzado sus actividades oficiales sobre las ocho y media de la mañana (cinco horas menos en Venezuela).

En el órgano legislativo del país escandinavo tiene previsto reunirse con parlamentarios y firmar el libro de visitantes distinguidos. Sobre las 9.45 está previsto que el primer ministro Store reciba a Machado en la casa de invitados del Gobierno noruego. La conferencia de prensa conjunta está prevista para las 10.15, de acuerdo con el programa que ha dado conocer el Instituto Nobel. Otro encuentro con los medios se ha anunciado para las 12.30 en el hotel donde se hospeda.

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