CORONEL OVIEDO. Este domingo, doña Gilia Ortiz Oviedo, nieta del coronel Florentín Oviedo, héroe nacional que da nombre a esta ciudad, celebra 100 años de vida, rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos. La mujer nació en 1925, cuenta actualmente con 19 nietos y 16 bisnietos y es la única nieta viviente que compartió parte de su vida con el héroe nacional.

Este domingo, la ciudad celebra un hecho histórico y emotivo: su única nieta viviente, doña Gilia Ortiz Oviedo, alcanza los 100 años de vida, con lucidez, fuerza y rodeada del cariño de toda su familia.

Nacida en 1925, hija de Atanacio Ortiz y de Aurelia Rosa Rodríguez Oviedo, doña Gilia es parte de una estirpe profundamente ligada a la historia del país. Sus abuelos maternos fueron el coronel Florentín Oviedo, héroe nacional y protagonista de las dos guerras que marcaron al Paraguay —la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) y la Guerra del Chaco (1932-1935)—, y doña Luisa Rodríguez. Por línea paterna, su abuela fue Juliana Ortiz.

Este linaje le otorga un significado especial a su vida: doña Gilia actualmente es la única persona en el mundo que conoció en vida al coronel Florentín Oviedo, vínculo directo con la memoria del héroe cuya valentía y servicio al país dieron nombre a esta ciudad, capital del departamento de Caaguazú.

En su juventud, contrajo matrimonio con don José del Pilar Bernal (1922-1989), con quien formó una numerosa familia de seis hijos: Serafín, Juan Alberto, Carlos Martín, Aurelia, Teodora e Irma. Hoy, disfruta de 19 nietos y 16 bisnietos, quienes la reconocen como el pilar de la familia y la guardiana de un legado invaluable.

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Doña Gilia Ortiz Oviedo, bailando en el día de sus cumpleaños.
Doña Gilia Ortiz Oviedo, bailando en el día de sus cumpleaños.

Lejos de ceder al paso del tiempo, doña Gilia conserva la fuerza y sencillez de su juventud. Ella misma asegura que todavía le gusta limpiar la casa cada día y preparar la comida con técnicas tradicionales que mantienen un sabor único y auténtico, transmitiendo así la memoria culinaria de generaciones pasadas.

“Estoy muy contenta por llegar sana y lúcida a los 100 años”, expresó la homenajeada, al destacar que su mayor alegría es ver a hijos, nietos y bisnietos reunidos en torno a su mesa.

Doña Gilia Ortiz Oviedo, preparando el almuerzo para compartir con sus hijos y nietos.
Doña Gilia Ortiz Oviedo, preparando el almuerzo para compartir con sus hijos y nietos.

En reconocimiento a esta vida plena y al valor histórico que representa, sus familiares organizaron una gran fiesta de cumpleaños para este domingo, en la que varias generaciones se unirán para rendir homenaje a su vida y fortaleza. Una celebración que trasciende lo familiar y se vuelve identidad comunitaria.

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