La jornada de huelga en Israel comenzó a las 6.29 del domingo, exactamente a la hora en la que el movimiento islamista Hamás inició sus cruentos ataques del 7 de octubre de 2023. Desde entonces, parte de los comercios, instituciones y centros educativos han permanecido cerrados y miles de personas han bloqueado carreteras, han celebrado concentraciones ante las casas de varios ministros y se han manifestado en las principales ciudades.

Es una de las mayores protestas nacionales registradas desde hace dos años y la razón es que el tiempo apremia y los organizadores quieren presionar al Gobierno de Benjamín Netanyahu para que logre un acuerdo que traiga de vuelta al medio centenar de rehenes que siguen en Gaza.

“Paramos todo hoy para salvar a 50 rehenes, paramos todo hoy para recordar el valor supremo que es la vida”, dijeron los familiares de los rehenes en una rueda de prensa en Tel Aviv.

Desde primera hora del domingo, primer día de la semana laboral en Israel, los manifestantes cerraron parte de la carretera número 1, que une Jerusalén con Tel Aviv, y bloquearon importantes accesos o avenidas de ambas ciudades. A las afueras de Jerusalén, la policía no dudó en usar agua a presión para dispersar a los manifestantes sentados dentro de un túnel. En total, una treintena de personas han sido arrestadas por alterar el orden público en todo el país, según cifras suministradas por la policía.

Una de las rehenes israelíes liberadas en Gaza, Ilana Gritzewsky, se casó simbólicamente con su novio, Matan Zangauker, que sigue cautivo en la Franja, el 17 de agosto de 2025 en Tel Aviv.

Netanyahu, tras la reunión semanal de su Gobierno, consideró que esta huelga no es la manera de terminar con Hamás. “Aquellos que piden hoy el fin de la guerra sin derrotar a Hamás no solo están fortaleciendo a Hamás y retrasando la liberación de nuestros rehenes, sino que también están asegurando que los horrores del 7 de octubre se repitan una y otra vez”, dijo.

Sondeos recientes publicados en Israel muestran que más del 70% de los ciudadanos quiere un acuerdo con el movimiento islamista, que gobierna en Gaza, con el fin de liberar a los rehenes, de los cuales unos 20 seguirían con vida.

“No hay israelí que no los quiera de vuelta a casa”, dijo este domingo el presidente de Israel, Isaac Herzog, en la ya llamada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde durante todo el día se concentraron centenares de personas. “El mundo debería quererlos de vuelta a casa lo antes posible. Dejen de ser un montón de hipócritas”, agregó Herzog, pidiendo más presión internacional sobre Hamás.

Este domingo, Netanyahu volvió a insistir en que su prioridad es desarmar a Hamás y a toda la Franja en general, sin dejar resquicios para que “ningún elemento terrorista pueda reorganizarse”.

“Y Hamás exige exactamente lo contrario. Quiere que nos retiremos por completo y de esa manera, puede reorganizarse, rearmarse y atacarnos nuevamente”, insistió el primer ministro israelí, subrayando que el deber de su Gobierno es “completar la tarea”.

Con completar la tarea, el primer ministro se refiere al plan aprobado por su Gabinete el pasado 7 de agosto para la toma total de Ciudad de Gaza, que, según él, es la manera “más rápida” de poner fin a la guerra, terminar con Hamás y liberar a los rehenes. El plan ha provocado la condena de las familias de los cautivos y también de buena parte de la comunidad internacional, que considera que agravará la ya trágica situación humanitaria de la población civil de la Franja.

El primer ministro no ha dado detalles sobre cuándo comenzará a ponerse en práctica este plan, que implicará desplazar a cerca de un millón de palestinos de esa zona norte de la Franja. En una rueda de prensa celebrada hace una semana aseguró que se permitirá que la población civil “abandone de manera segura las áreas de combate y se dirija a las zonas seguras”.

En las últimas horas, el COGAT, el organismo israelí encargado de los asuntos civiles en los territorios palestinos, informó de que se iba a permitir la entrada en Gaza de tiendas de campaña, “como parte de los preparativos para trasladar a la población de las zonas de combate hacia el sur”.

En el sur de este territorio de 365 kilómetros cuadrados, de los que Israel ya controla militarmente el 75%, se hacinan desde hace meses decenas de miles de personas en tiendas o entre las ruinas. La pregunta es dónde se podrá dar físicamente cobijo a las que se quiere desplazar de Ciudad de Gaza y las zonas vecinas.

En las últimas horas, el ejército israelí intensificó sus bombardeos sobre algunos barrios de Ciudad de Gaza como Zeitun o Rimal, de los que ya comenzaron a huir miles de personas, informaron residentes de la zona a este periódico. Más de 61.000 personas han muerto por los ataques israelíes sobre Gaza desde octubre de 2023, según cifras locales palestinas.

Este domingo, el jefe del ejército israelí, Eyal Zamir, en una visita a los efectivos militares en la Franja, dijo que se está “aprobando la próxima etapa de la guerra”. “En ella continuaremos mejorando los ataques contra Hamás en Ciudad de Gaza hasta su derrota decisiva”, dijo el responsable militar, que mostró en un principio sus reticencias ante el plan de Netanyahu.

Los organizadores de la huelga del domingo aseguraron que “era solo el comienzo” e instaron a que este tipo de protestas se repita y se amplifique. Este domingo, uno de los rehenes liberados de Gaza, Arbel Yehoud, pidió a sus conciudadanos que “detengan la vida normal hasta que regresen los cautivos”

“¿Cuánto tiempo más seguirás cerrando los ojos? Solo hay una forma de traerlos a todos de vuelta: un acuerdo ahora”, apeló el exrehén a sus conciudadanos.

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