Autoridades argentinas volvieron a detener una embarcación paraguaya en el Paraná. Gremios fluviales piden respuestas firmes ante las trabas logísticas.
Autoridades argentinas volvieron a detener una embarcación paraguaya esta semana en el kilómetro 171 del río Paraná Guazú. La medida fue aplicada por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero de Argentina (ARCA), bajo una resolución que suspendió por 30 días las operaciones de transbordo en la zona, sin coordinación previa con Paraguay.
La Cámara de Armadores Fluviales y Marítimos del Paraguay (CAFyM) expresó su rechazo a la medida, alegando que representa una violación a los acuerdos de la hidrovía Paraguay-Paraná y afecta gravemente el comercio internacional. También advirtieron sobre el impacto económico de estas detenciones.
Este nuevo incidente se produce pese a los compromisos asumidos meses atrás por el presidente argentino Javier Milei, quien prometió revisar los cobros de peajes y los controles excesivos durante reuniones bilaterales con el presidente paraguayo Santiago Peña.
Sin respuestas firmes desde el Ejecutivo
Durante la Cumbre del Mercosur en Buenos Aires, el presidente Peña evitó abordar públicamente la detención de la barcaza, limitándose a reiterar mensajes generales sobre la integración regional. El silencio oficial fue duramente cuestionado por gremios y analistas.
Desde la imposición del peaje de USD 1,47 por tonelada en 2023, las autoridades paraguayas elevaron protestas ante foros regionales e internacionales. Sin embargo, las medidas argentinas se han mantenido, reflejando una falta de efectividad en el canal diplomático.
El transporte fluvial representa más del 70 % del comercio exterior paraguayo. Cada interrupción o demora genera sobrecostos, riesgo de desabastecimiento y pérdida de competitividad, afectando a industrias estratégicas como combustibles, granos y siderurgia.
Gremios exigen medidas más enérgicas
Ante la falta de avances, gremios del sector fluvial plantean alternativas más contundentes, como recurrir a tribunales internacionales, condicionar acuerdos energéticos bilaterales o buscar rutas alternativas, incluyendo el aprovechamiento del río Uruguay.
Transbordo suspendido en Argentina pone en jaque combustibles
También se ha sugerido revisar la cooperación en entidades binacionales como Yacyretá, donde Argentina mantiene obligaciones con Paraguay. Para los gremios, el silencio diplomático ya no es una opción frente a la repetición sistemática de estas trabas.
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A dos años del inicio del conflicto, la situación se ha vuelto estructural. Las detenciones, como la ocurrida esta semana, refuerzan la percepción de que la hidrovía está siendo utilizada como herramienta de presión económica y política.
Mientras los compromisos internacionales no se cumplan y Paraguay no asuma una posición firme, la navegación seguirá enfrentando barreras. El desafío es geopolítico, comercial y estratégico, y requiere una respuesta a la altura de su impacto.
Fuente: El Nacional