Amenazas explícitas a la Unión Europea y casi cinco horas de negociaciones sin lograr ningún progreso hacia la paz en Ucrania. “Queda todavía mucho trabajo”, ha reconocido el asesor de política internacional de Vladímir Putin, Yuri Ushakov, tras concluir este martes por la noche la reunión en Moscú entre el presidente ruso y el enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, en la que han abordado el nuevo plan del mandatario estadounidense, Donald Trump, para poner fin a la guerra de Ucrania. Horas antes, Putin mandó una advertencia al resto de Europa: el dirigente cree que Rusia está preparada para una guerra con el bloque comunitario desde “ya mismo”.

“Aún no se ha alcanzado ningún acuerdo y no está prevista ninguna reunión entre los líderes de Rusia y Estados Unidos”, ha reconocido el diplomático ruso. Según Moscú, Witkoff llevaba consigo cinco propuestas de paz, incluidos el borrador que consensuaron las autoridades de Washington y Kiev en Ginebra la semana pasada y el plan original estadounidense de 28 puntos que satisfacía muchas de las demandas del Kremlin y dejaba a Ucrania al borde de la capitulación, aunque esta vez con un punto menos, 27, según el Kremlin.

“Rusia está dispuesta a considerar algunas de las ideas de Estados Unidos sobre Ucrania, pero varias propuestas han provocado duras críticas”, ha manifestado Ushakov tras apuntar que Moscú “podría aceptar algunos aspectos del plan estadounidense para Ucrania”.

El asesor de Putin ha sostenido que ambas partes abordaron “algunas cuestiones territoriales” en la reunión. En el plan original de Trump se contemplaba la entrega de Donbás (las provincias de Donetsk y Lugansk), idea que desapareció en el borrador pactado posteriormente con Kiev.

Moscú no parece estar dispuesta a ceder. Putin ha dicho antes de recibir al enviado de Trump que está preparado para una guerra con Europa “desde ya mismo” y ha reclamado aún más territorios a Ucrania. El presidente de Rusia ha ordenado a su alto mando crear una “zona de seguridad” a lo largo de toda la frontera con Ucrania.

La reunión arrancó con una humillación de Putin a Witkoff. El Kremlin había anunciado que el encuentro comenzaría a las 17.00 horas de Moscú (15.00 en la España peninsular), pero pasados varios minutos el dirigente ruso apareció en un foro organizado por el banco BTV. Finalmente, llegó a la reunión con el enviado estadounidense a las 19.40, casi tres horas después de la hora prevista.

Se trata de la segunda vez que Putin hace esperar a Witkoff de esta manera: la anterior, en marzo, cuando el empresario estadounidense viajó a Moscú para discutir con el líder ruso un alto el fuego de 30 días que nunca tuvo lugar. En aquella ocasión, Putin improvisó ese mismo día un encuentro con el mandatario bielorruso, Aleksandr Lukashenko. El enviado estadounidense tuvo que esperar entonces ocho horas.

Putin ha amenazado tanto a Kiev como a la Unión Europea durante su intervención en el foro. Ucrania ha atacado estos días al menos cuatro petroleros de la flota fantasma con la que Moscú evade las sanciones, y el presidente ruso ha advertido de que considerará tanto “tomar medidas de represalia contra los buques de los países que ayudan a Ucrania” como cortar el acceso de Ucrania al mar Negro. Esto implicaría un avance ruso hasta Odesa, objetivo que ya intentó tomar en 2022 y al que nunca llegó a renunciar el Kremlin.

“Rusia no tiene intención de entrar en guerra con Europa, pero si la Unión Europea lo desea, está preparada desde ya mismo. Aunque en ese caso pronto no quedará nadie con quien negociar”, ha añadido Putin a su bravata. Además, el mandatario ha reiterado que solo accederá a negociar con las partes que reconozcan como ruso todo el territorio ocupado.

“Europa solo podrá volver a la mesa de negociaciones si reconoce la realidad sobre el terreno”, ha manifestado Putin, tras afirmar que los líderes europeos “están presentando propuestas para el plan de paz de Ucrania que son inaceptables para Rusia”.

Rubio, el gran ausente

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha sido el gran ausente del importante encuentro de este martes. Witkoff, un promotor inmobiliario multimillonario reconvertido en enviado especial de la Casa Blanca por su amistad con Trump, ha viajado a Moscú por sexta vez este año acompañado de Jared Kushner, yerno del presidente estadounidense. Sin experiencia alguna como diplomático —en una entrevista ha llegado a olvidar el nombre de las regiones ucranias por las que negocia—, Kiev acusa a Witkoff de comprar a Putin la narrativa rusa.

Este empresario ha demostrado ser más manejable para el Kremlin que el enviado especial de Trump para Ucrania, Keith Kellogg. Este veterano diplomático, conocedor del este de Europa, fue vetado por Moscú en sus negociaciones y ha anunciado su marcha en enero de 2026.

Witkoff, sin embargo, ha asesorado al Kremlin sobre cómo adular a Trump en las negociaciones, según se desprende de la filtración de sus conversaciones con el enviado especial de Putin, Kirill Dmítriev. De aquellas conversaciones surgió el primer borrador del plan de paz de Trump.

Durante su encuentro de martes con Putin, Witkoff ha arrancado al Kremlin la promesa de que Rusia no revelará el contenido de la reunión.

El Kremlin quiere más territorio

Putin ha escenificado en vísperas de su encuentro con Witkoff la supuesta conquista de Pokrovsk, una ciudad de la región de Donetsk que el Kremlin intenta tomar desde febrero de 2024 a costa de un sinfín de bajas. No obstante, Ucrania ha negado su caída y asegura que controla la parte norte de la localidad, desde donde ataca a las fuerzas rusas en la zona sur.

Un vídeo difundido por el Kremlin mostraba este lunes al dirigente ruso vestido de militar junto con el jefe de su Estado Mayor, Valeri Guerásimov, en un supuesto centro de mando. Durante el encuentro, el general anunció a su líder “la liberación de Krasnoarmiisk [el nombre soviético de Pokrovsk] y Vovchansk”. Asimismo, el Ministerio de Defensa ruso publicó una breve grabación en la que dos soldados posaban a la carrera con su bandera en el centro de una ciudad arrasada.

Putin ordenó a Guerásimov la creación de “una zona de seguridad a lo largo de la frontera con Ucrania” durante su encuentro. Esta instrucción, que no es nueva, implicaría avanzar en todas las provincias ucranias que limiten tanto con la Federación de Rusia —en concreto las regiones de Járkov, Sumi y Chernígov— como con sus territorios ocupados con la excusa de alejar las fuerzas ucranias.

El mero planteamiento de esta “zona de seguridad” contradice la supuesta intención rusa de limitarse a pedir el reconocimiento internacional de su ocupación de la península de Crimea (anexionada ilegalmente desde 2014) y de las provincias orientales de Donetsk y Lugansk. Y plantea otra cuestión: hasta dónde avanzaría Putin esta “zona de seguridad” si cada territorio nuevo que conquista lo considera suyo.

La politóloga Tatiana Stanovaya, fundadora del centro de análisis Rpolitik, advierte en su canal de Telegram: “Al escuchar esto me viene a la mente lo lejos que están todos los negociadores (no rusos, por supuesto) de comprender todas las exigencias del Kremlin. Lo que se está negociando ahora y se percibe como exigencias maximalistas es solo la punta del iceberg”.

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