Manuel Chávez renunció a la presidencia de Capasa a cinco meses de asumir en reemplazo de José Ocampos y dejó al descubierto una crisis financiera con deudas, salarios caídos y sin plan de rescate estatal.



La renuncia de Manuel Chávez a la presidencia de Cañas Paraguayas (Capasa) se produjo a solo cinco meses de su llegada al cargo. Asumió en reemplazo de José Ocampos y, tras ese breve periodo, decidió dar un paso al costado. La decisión se vincula directamente con la grave situación económica de la empresa estatal.

Chávez describió a Capasa como una entidad devastada por la administración anterior, con múltiples problemas financieros acumulados. Entre las principales dificultades mencionó deudas con proveedores y con el Instituto de Previsión Social (IPS). Señaló que los intentos de revertir el escenario no alcanzaron para encaminar la gestión.

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La renuncia fue presentada el miércoles de la semana pasada, aunque todavía no cuenta con la aceptación formal del presidente Santiago Peña. El Poder Ejecutivo se encuentra evaluando nombres para sustituir a Chávez al frente de la compañía. Capasa arrastra años de resultados negativos y ninguna administración logró revertir de manera sostenida los números en rojo.

A su llegada en junio, Chávez impulsó un estudio junto con asesores para conocer con precisión el estado financiero de la firma. La conclusión fue que la empresa requiere apoyo directo del Estado para volver a operar con normalidad. De lo contrario, advirtieron que la situación podría seguir deteriorándose hasta acercarse a un cuadro de insolvencia.

El todavía titular de Capasa responsabilizó a la gestión de Ocampos por dejar deudas millonarias, incluidos salarios atrasados de funcionarios y obligaciones con el IPS. Indicó que presentó al presidente Peña un plan para enfrentar la crisis, pero no obtuvo respuesta. Ante la falta de una señal de respaldo, optó por apartarse del cargo.

José Ocampos, ex titular de Capasa. Foto: IP Paraguay.

En el plano operativo, Capasa se encuentra prácticamente paralizada por la falta de insumos básicos para producir. Para sacar productos al mercado se necesitan botellas, tapas, etiquetas y cajones, pero la empresa no dispone de estos elementos. Chávez resumió su salida afirmando que no se retiró por cobardía, sino por impotencia ante el escenario.

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En el último mes, los trabajadores de la estatal realizaron manifestaciones por salarios atrasados y por la ausencia de aportes al IPS, pese a los descuentos efectuados en cada liquidación. Los funcionarios también acusaron a Ocampos de haber maquillado los balances durante su administración. Según las estimaciones expuestas, la deuda total de la empresa ronda los G. 20.000 millones.

La situación de Capasa deja en evidencia la falta de un plan de rescate definido por parte del Gobierno. Mientras el Ejecutivo analiza quién reemplazará a Chávez, la empresa continúa con producción detenida, obligaciones impagas y sin una hoja de ruta clara.

Fuente: La Política Online


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