Con apoyo cartista y críticas opositoras, el Senado aprobó la designación de Darío Filártiga como embajador en Taiwán.



En medio de un escenario legislativo tenso, el Senado dio su aval constitucional a Darío Filártiga como embajador ante la República de China (Taiwán), decisión que generó un fuerte rechazo desde varios sectores políticos y de derechos humanos. La votación concluyó con 25 votos a favor, impulsada principalmente por el bloque cartista, en una sesión extraordinaria marcada por la salida de la multibancada opositora.

La propuesta llegó al Congreso tras el envío del pedido por parte del Ejecutivo, liderado por Santiago Peña. La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado dictaminó a favor casi de inmediato, y el presidente del cuerpo, Basilio Núñez (ANR-HC), lo agendó con premura.

La figura de Filártiga, abogado y exsecretario del tristemente célebre ministro del Interior Sabino Augusto Montanaro, despierta antiguos fantasmas del stronismo. Su vinculación directa con una etapa de represión y censura sistemática contrasta con la misión diplomática ante una nación que reivindica principios democráticos en su lucha por el reconocimiento internacional.

Críticas opositoras y ruptura en el Senado

Durante el debate, varios legisladores opositores expresaron su profunda disconformidad. Rafael Filizzola (PDP) encabezó las críticas al recordar que el candidato formó parte del aparato represor que persiguió y ejecutó opositores durante la dictadura. Afirmó que la designación era una “afrenta para Taiwán” y una contradicción con la narrativa exterior que impulsa Peña en sus giras internacionales.

Filizzola añadió que Filártiga “tiene un pésimo antecedente como administrador de la cosa pública”, aludiendo a su paso por el Instituto de Previsión Social (IPS) durante el gobierno de Luis González Macchi. Afirmó también que fue responsable de dejar en quiebra a un medio de comunicación, Canal 13, a través de una demanda sin fundamentos sólidos que perjudicó al empresario Christian Chena, utilizando influencias sobre el Poder Judicial. El legislador consideró que Filártiga no tiene experiencia en relaciones exteriores y está vinculado a instituciones en las que se cometieron delitos de lesa humanidad.

Eduardo Nakayama, independiente, sostuvo que, si bien no existen condenas judiciales contra Filártiga, su trayectoria no lo habilita éticamente para representar al país. Apeló al respeto que merece una nación amiga como Taiwán, con quien Paraguay mantiene relaciones bilaterales de alto valor estratégico y simbólico.

La senadora Celeste Amarilla (PLRA) utilizó un tono más directo y calificó al designado como un “pyrague” del régimen stronista, señalando también conflictos éticos en su historial como abogado. Afirmó que Filártiga “es pyrague (delator), coimero público, chico 10 y su esposa chica 10”. “Lo de pyrague, hartamente conocido. Le mandamos al esbirro, al secretario de Stroessner. Le tenía un mejor concepto al canciller (Rubén Ramírez Lezcano), pero ya no. Le expone constantemente al gobierno, a impresentables, ladronduelos (sic), coimeros”, cuestionó. También denunció una práctica reiterada de premiar a figuras cuestionadas desde el oficialismo.

En tanto, Ignacio Iramain (independiente) calificó a Filártiga como un “animal no sintiente”. “La crueldad se manejó durante esa etapa no tiene nombre. Responsable político de la represión. Pero si lo conocieran veríamos si le aceptarían. Se vuelve difícil aceptar que un animal sintiente lleve la representación de nuestro país”, aseveró el senador.

Defensa cartista y falta de renovación

Pese a las denuncias, os senadores oficialistas defendieron la idoneidad del exfuncionario stronista. Derlis Maidana y Natalicio Chase argumentaron que Filártiga no posee antecedentes penales y destacaron su “trayectoria política como un activo. La defensa oficialista se limitó a la legalidad del nombramiento, evitando pronunciarse sobre el trasfondo moral y simbólico de su rol durante la dictadura.

Momento en que la Multibancada de Senado se retira en rechazo a la designación. Foto: Gentileza

El episodio evidenció una nueva fractura institucional. La falta de consenso entre las bancadas y la decisión de reanudar la sesión bajo carácter extraordinario luego de que se quedara sin quórum demuestra cómo el oficialismo impone su mayoría para avanzar con figuras afines al cartismo, incluso a costa de la legitimidad política e histórica.

Para sectores como la Mesa Histórica del periodo 1954-1989, el nombramiento representa una ofensa directa a la memoria de las víctimas del stronismo. En un pronunciamiento, calificaron la designación como descalificadora y denunciaron la reincorporación de personajes que formaron parte del aparato represivo.

La designación de Filártiga también fue analizada desde una perspectiva exterior. Taiwán, con una historia propia de ley marcial y transición democrática, ha mostrado sensibilidad frente a figuras vinculadas a pasados autoritarios.

Con este gesto político, el gobierno de Santiago Peña vuelve a mostrarse alineado con los intereses del expresidente Horacio Cartes, al favorecer a figuras históricas cercanas al stronismo y al cartismo sin considerar el peso simbólico que dichas decisiones generan tanto dentro como fuera del país.

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Finalmente, la votación mostró una Cámara Alta dividida, sin diálogo constructivo ni revisión ética de los candidatos a cargos sensibles. El uso de la mayoría simple para imponer figuras cuestionadas evidencia un modelo de gestión diplomática que prioriza lealtades internas por sobre principios democráticos.

Mientras tanto, la sede diplomática en Taipéi ya cuenta con un nuevo representante, pero la sombra de la dictadura sigue proyectándose sobre las decisiones actuales del poder político, sin que las heridas del pasado encuentren justicia ni reparación.

Fuente: ABC Color


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